No se justifican los supraestatales

Los nueve plurinacionales y sus respectivos suplentes son los cargos parlamentarios más estériles y superfluos. Su papel es representar al país ante los parlamentos de la región latinoamericana, los que se reúnen en muy contadas ocasiones. Estos representantes asisten en enero a la inauguración de la Asamblea del organismo y a medio año al informe de gestión del presidente del mismo. Por estas dos asistencias tienen un sueldo de 22.100 bolivianos mensuales y cuando viajan a Sud o Centro América perciben viáticos de 300 dólares por día y a otros continentes 360 dólares/día. Los nueve suplentes tienen una remuneración de alrededor de Bs. 8.000 por mes, sin trabajo ni esfuerzo alguno y sus titulares solo por viajar.

Se trata del Parlamento Andino, Amazónico, Indígena y Afrodescendiente; del Parlamento Latinoamericano y Caribeño; y de la Unión Parlamentaria Andina. Están acreditados tres titulares y tres suplentes a cada uno de éstos en forma frondosa e innecesaria. Cada titular significa la erogación de 1.5 millones de bolivianos al año. El gasto por el conjunto es realmente fabuloso, recursos que bien podría servir para atenuar las dolencias de los abandonados pacientes de cáncer.

Para los opositores los plurinacionales no hacen ver “resultados eficaces”. Lo cierto es que no se verá tales resultados, porque este tipo de organismos son solamente declarativos y no pueden ir más allá. Son parte de la burocracia ociosa internacional. Según el oficialismo están reconocidos y justificados por la Constitución (CPE). El artículo 266 se refiere a esta categoría en un apartado que nada tiene que ver con la composición del Órgano Legislativo, haciendo presumir que se lo introdujo de contrabando por los proyectistas. Su objetivo es crear un campo más de privilegio para goce de los seguidores del Gobierno, otro botín puesto a su disposición. La CPE dispone que se los elegirá mediante sufragio universal.

En tiempos “neoliberales”, cuando era necesario se elegía a un diputado como asistente a estas asambleas y así debiera ser siempre con un enorme ahorro del Estado. Esta modalidad se ha copiado de las elecciones de los países europeos, las que incluyen candidatos plurinacionales en el entendido de que funciona el Parlamento de la Unión Europea con carácter permanente, por tratarse de una confederación de Estados y no separados entre sí y de organismos parlamentarios poco menos que eventuales, como los de esta parte de América.

Tampoco se conoce las hojas de vida o currículum de los diputados plurinacionales para ver hasta qué punto están capacitados o si tienen alguna relación con los conocimientos que deben poseer los que ostentan el título supranacional. Sin esperar a una nueva Constituyente que reforme excesos como este, la propia Asamblea debería suspender la aplicación del artículo 266 de la CPE, haciendo uso de la interpretación auténtica que le asigna el derecho, zanjando tan dispendioso asunto.