Existe conciencia en el país de que no podemos ni debemos depender de la producción de gas o minerales y que para ello es preciso abrir las compuertas para la producción de muchos otros productos que el país podría proveer tanto al mercado interno como al internacional. Pero, lamentablemente, hay trabas que dificultan la producción, como en el caso de la soya, pues al margen de trabas y dificultades que sufren los productores por parte de diversas disposiciones, están los efectos climáticos, los precios bajos y altos costos de producción, que impiden producir más y, sobre todo, adentrarse en el campo de las exportaciones. Todo ello crea dificultades para los pequeños, medianos y grandes productores.
Hasta hace poco tiempo, los soyeros solicitaban del gobierno la aprobación de medidas que permitan abrir y garantizar la libre exportación de soya, pedido al que se accedió y decidió aprobar un reglamento que permita exportar libremente el 60 por ciento de la producción y solamente evitar que el 40% restante siga sometido al sistema de cupos. El permitir que haya libertad para exportar soluciona el problema en la proporción del 60%, como señala el reglamento y los soyeros demandan que la medida afecte al total de la producción, debido a que los precios que rigen en el mercado interno son bajos, porque la oferta está en 225 a 270 dólares la tonelada; es decir, mucho más bajo que el precio internacional, que es de 350 a 370 dólares la tonelada.
Por otra parte, los soyeros demandan “la aprobación de una norma para la reprogramación de las deudas bancarias de pequeños y medianos productores, proveedores de insumos, de maquinaria, transporte y prestadores de servicios”. Señalan que “sería ideal conseguir una reprogramación de 10 años plazo con 2 años de gracia, para que nos permita aliviar en el corto plazo las deudas que tenemos”. Como ocurrió con la producción de soya en otros países, los soyeros nuestros seguramente querrían que el gobierno coopere con ellos en la implementación de tecnología, provisión de semillas adecuadas para una mayor y mejor producción y se les permita especializar personal; medidas que, lógicamente, contribuirían a mejorar la producción y a la vez aumentar los índices de exportación. (ED 28/5 y 28/6/19).
El caso de los soyeros es de larga data y sería conveniente que las autoridades atiendan con celeridad los reclamos cuando se presentan y no esperar largo tiempo para las soluciones de los problemas que se presenten. Muchas veces se ha sostenido que, en la atención de reclamos y planteamientos de diversos sectores productivos, la tardanza en encontrar remedios para los problemas determina que se agraven y surjan, además, casos colaterales.
El reglamento para la libre exportación aunque es solo para un 60% de la producción, de hecho determina que el 40% restante sea incluido en la disposición con miras a evitar nuevos conflictos.
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