Clepsidra
Dicha expresión, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua, denota: “Salirse de un escenario, sin ser notado,”… Hemos querido asumirla como título de esta entrega, no precisamente por la forma como nos salimos del tenebroso “Foro de Sao Paulo”, convocado por sus creadores para celebrar la XXV reunión que se llevó a cabo en Caracas, sino por la nada velada amenaza de nuestro vecino de la derecha, don Jair Mesías Bolsonaro, de escoger: “entre los pocos y nada santos amigos del citado engendro, o pertenecer al Mercosur, organismo que él preside actualmente”.
Fue providencial la fiebrecilla que postró en cama a S.E. “enfermito”, como narró el vicepresidente, ya que esa fue suficiente y plausible razón para ausentarse de tal evento, donde las impresiones y conclusiones recogidas fueron lamentables, por no utilizar un término más apropiado.
Además, es muy posible que los servicios de inteligencia de la flamante casa del pueblo hayan tenido un oportuno conocimiento de la petición que firmó el hijo del mandatario brasileño, y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados del Brasil, Eduardo Bolsonaro, para la instalación de una Comisión Parlamentaria de investigación, que se encargue de indagar los nexos del Foro de Sao Paulo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la narco-dictadura de Nicolás Maduro. Suficiente razón para que su padre, Jair, emplace a Evo a escoger entre el Foro y Mercosur.
Según el escritor Olavo de Carvalho, principal ideólogo de la administración de Jair Bolsonaro, “dicha investigación conlleva una enorme importancia, dado que se trata de una de las cosas más urgentes e importantes a ser abordadas, y por ser una “histórica misión” dignamente asignada al hijo del presidente”. Asimismo, tanto el Foro de Sao Paulo, como el escándalo del Lava Jato, ambos espantajos oriundos del Brasil, le han infringido a ese país un peligroso e inmenso daño político, muy superior al trillón de dólares que significó ese cártel de izquierda populista organizada por Odebrecht y sus muchachos.
Ahora bien, la mencionada cumbre de Caracas solo sirvió para patentizar el nivel de mediocridad y pobreza que caracteriza actualmente a esa entelequia y, la no aparición de Evo, al menos para utilizar esa palestra como parte de su actual campaña electoral, convocando a los bolivianos indecisos a definir, precisar, o simplemente voltear su preferencia electoral por la fórmula oficialista, en caso de que hayan elecciones en octubre, solo sirvió para aumentar nuestra confusión e incrementar nuestra capacidad de asco por la forma como se conduce la política.
Si bien es cierto que la ausencia de Evo y de los otros jefes que faltaron a ese evento ha significado el fin de ese agonizante proyecto, no es menos cierto que su presencia habría servido, únicamente, de ayuda al organizador del encuentro, Diosdado Cabello, en su afán de cambiar su imagen de narco por la de político y librarse de las decisiones que próximamente adopten en Lima las delegaciones de 62 países, que se reunirán para tratar el caso venezolano como una catástrofe humanitaria, sólo comparable a lo que está sucediendo en Siria. Por lo tanto, sin duda alguna, era mejor hacer mutis por el foro.
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