Jorge Santistevan Justiniano
Bolivia nace a la vida independiente con importantes cantidades de riquezas, patrimonio que las FFAA han defendido en memorables acciones y campañas con valor y patriotismo ante países vecinos con mayor poder y ambiciones geopolíticas. Las páginas de nuestra historia están embellecidas por hechos heroicos al cumplir con un deber constitucional como la defensa de la Patria en diversas circunstancias, “si bien una nación no vive para tener FFAA, por el contrario costea unas FFAA para vivir”, para asegurar la integridad de su existencia y no como algunos dicen, que las FFAA “son innecesarias” y que “no han ganado ni una guerra”.
Nada más falso porque las FFAA fueron conducidas con ejemplaridad, venciendo después de 15 años de lucha en las guerrillas de la independencia; luego de algunos años, venció al Ejército chileno en Paucarpata, quienes se rindieron y se les permitió retornar a su país ilesos; también vencieron en la campaña de la Confederación en las batallas de Yanacocha, Ananta, Gramadal, Arequipa y Socabaya. Posteriormente, cuando Gamarra invadió Bolivia, fue derrotado en la Batalla de Ingavi; así mismo se venció a otro ejército en las batallas de Iruya y Montenegro, entre otras, sin olvidarnos de la subversión castro-comunista de Ñancahuazú, conservando la integridad territorial.
Sin duda, las FFAA seguirán constituyendo el instrumento para el ejercicio del derecho de la autodefensa consagrado en la Carta de la ONU y la CPE.
Desafortunadamente la intervención política del Movimiento al Socialismo ha conspirado para lograr el debilitamiento institucional a través del sometimiento del Alto Mando Militar, mediante premios a la lealtad política, cuya incapacidad funesta les obliga a “apoyar al modelo castro-chavista”. A partir del 2005 la conducta siniestra del MAS ha producido hechos de dilapidación de bienes del Ejército y transgresión a la institucionalidad de las FFAA, postergando el porvenir de la institución militar; por supuesto, también montaron una trampa astuta y maliciosa a los comandos de fuerza, entregándoles dinero del programa “Bolivia cambia, Evo cumple”, para hacerlos caer en actos de corrupción, a fin de someterlos a su antojo.
Las FFAA, como institución, continúan por esa senda que les permite adaptar y preparar sus Unidades para los nuevos escenarios en los que las amenazas, no siempre predecibles, pueden trascender del tradicional escenario físico a otros más complejos. En ellos se ven también afectados intereses que atañen a nuestra seguridad, como al bienestar, el progreso y la prosperidad de nuestra sociedad. A las FFAA van nuestros mejores deseos de éxito y valoramos los sacrificios y renuncias que la profesión exige.
“El mar nos pertenece por derecho, recuperarlo es un deber”.
El autor es Cnl. DAEN/ Abogado/Docente Univ.
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