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Historia de una asfixia V


Cuatro días después de publicarse la primera denuncia sobre asfixia tributaria al decano de la prensa boliviana, el presidente ejecutivo de Impuestos Nacionales Mario Cazón Morales escribió una carta en la que pide derecho a réplica y acusa a El Diario de emplear “el pretexto de libertad de expresión” para “eludir el pago de impuestos que es de las bolivianas y bolivianos”.

En este espacio responderemos, siempre con el debido respeto a los amables lectores, a las consideraciones, acusaciones e imprecisiones del principal ejecutivo de la administración tributaria.

En su primer párrafo, la carta de 8 de agosto de 2019, expresa que El Diario “ataca al Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) y a la Política Tributaria boliviana con el pretexto de defender la libertad de expresión…”

Al respecto, cabe remarcar que este medio de información se acoge al artículo 115 de la Constitución que garantiza a todo ciudadano “el derecho al debido proceso, a la defensa y a una justicia plural…”. Por tanto, no se trata de un ataque a una institución estatal; es una defensa de derechos que asisten, en este caso, a contribuyentes afectados por imposiciones tributarias cuestionables.

Para El Diario, la libertad de expresión es una de las libertades defendidas desde hace más de un siglo, y no es un “pretexto” ocasional como argumenta la autoridad, y menos para “eludir” obligaciones. Desde el pasado lunes 5 de agosto, en esta columna explicamos que durante dos décadas se efectuaron pagos en efectivo, sufrimos retenciones de dinero y entregamos productos con la finalidad de honrar los impuestos de ley. También denunciamos la persecución y amedrentamiento a nuestros clientes.

Con esta explicación a los públicos que siguen nuestras ediciones, también desvirtuamos la afirmación del Presidente del SIN orientada a estigmatizar a una familia bajo el rótulo de deudora y evasora de impuestos. Desde luego que los ciudadanos no pueden esperar otro estigma de una institución que presume de los ciudadanos una condición de evasores, en lugar de contribuyentes.

El Diario es, junto a muchos ciudadanos y empresas privadas, una víctima del abuso de la administración tributaria.

 
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