La actividad económica nacional tuvo en los últimos años un crecimiento sostenido, apuntalado por las actividades productivas.
Como lo demuestra el Panorama económico preparado por la Cámara Nacional de Comercio Bolivia, a julio de este año, las actividades extractivas nacionales perdieron su momento, especialmente el sector petrolero, se prevé una caída de 600 millones de dólares en ingresos por ventas de gas a la Argentina.
No se supo aprovechar los excelentes precios de la materia prima en los mercados internacionales para reponer las reservas y, en el mejor de los casos, incrementarlas.
En el caso de la demanda de los hidrocarburos nacionales debemos advertir que vienen tiempos de mucho cuidado. Se prevé que ingresamos a un período de menores compras de gas por parte de Brasil y Argentina. Las perspectivas nuestras ahora están sujetas a las nuevas negociaciones que debe llevar adelante el Gobierno.
Por el lado de la oferta de los hidrocarburos, la situación tampoco es mejor, pues la menor producción que tenemos -fruto de la declinación de los pozos- es un factor de riesgo, agravado por la poca inversión en labores de exploración petrolera.
Con respecto a la dinámica de la deuda externa nacional podemos señalar que el gobierno recurrió al endeudamiento para hacer frente a la caída de las recaudaciones por concepto de impuestos y regalías provenientes de las ventas de gas natural.
Si bien los nuevos desembolsos de la deuda externa fueron mayores, es cierto que los niveles a los que llegó el endeudamiento se mantienen por debajo de los umbrales internacionales.
A octubre del 2018, la deuda externa llegó a 9.428 millones de dólares, que representa el 24,2% del PIB, aún por debajo del parámetro internacional fijado, el 40% del PIB.
Pero es cierto que para asegurarnos un futuro estable, debemos realizar ajustes graduales en la orientación de nuestros gastos e inversiones, dejando de depender menos del endeudamiento. De no hacerlo, ceteris paribus, aumentaría la deuda al 100% del PIB para el 2030.
Y ¿cómo seguir invirtiendo sin endeudarnos? Aquí es donde se aprecia la necesidad de aumentar la actividad privada. Para contrarrestar la caída del impulso fiscal se requiere medidas que fomenten la inversión y producción privada.
Lo dijimos en varias oportunidades: Bolivia no es una isla en el mundo. Y el mundo está en crisis: Este 2018 China tuvo uno de sus menores crecimientos en años; la Unión Europea está a la baja por el menor dinamismo de una de sus mayores economías, la alemana. Japón tiene problemas estructurales, con un bajo crecimiento de su fuerza laboral.
Los EEUU tuvieron un mayor crecimiento este 2018, pero en los próximos años ingresarán en un período de moderación cíclica.
En términos generales, luego del ciclo de alta expansión en los 2 últimos años, es posible el ingreso a otra fase del ciclo, de desaceleración y con este propósito bajo la tasa de interés de la reserva federal para inyectar más inversión.
Así, para este 2019 se prevé un menor crecimiento tanto de las economías avanzadas como las emergentes, donde la zona Euro y la China son los principales factores a la baja.
En lo que respecta a la economía nacional, podemos señalar que las perspectivas de crecimiento para este 2019 son menores que de los años pasados con un crecimiento del PIB aproximadamente al 4%.
La política fiscal expansiva alienta las importaciones de bienes de capital para destinarlos a las inversiones en proyectos.
La menor producción de hidrocarburos se traduce en una baja producción de líquidos (gasolina, diésel), lo que obliga al gobierno a importarlos, el diésel y etanol podrían ayudar a este problema económico.
Solo hasta mayo de este año el déficit comercial ya llegó a 750 millones de dólares.
En forma paralela, a mayo de este año las exportaciones cayeron en 9,6% interanual, debido especialmente a las menores ventas de productos tradicionales, como gas y minerales.
El Presupuesto General de la Nación previó para este año una inversión pública total de 5.323 millones de dólares, mayor en 500 millones al de 2018. Los mayores porcentajes están destinados a la inversión productiva y de infraestructura.
Estos datos muestran que la inversión pública continúa siendo el principal instrumento para el dinamismo del PIB.
Pero, ante la baja de los ingresos nacionales, es necesario remarcar que el gobierno debe abrir nuevos sectores para la inversión privada, dando al mismo tiempo las garantías necesarias, tantas veces sugerida. El sector privado y el litio podrán ayudar a este panorama económico.
Los empresarios contribuyen al Producto Interno Bruto con más del 38%, generan exportaciones por 5.600 millones de dólares y las importaciones alcanzan a 8.600 millones de dólares. El sector privado da ocupación a más de 1,6 millones de personas y contribuye con impuestos por 9.700 millones de bolivianos. Sin embargo nos preocupa la informalidad, que alcanza al 70% de la economía nacional, también las cifras del déficit fiscal, así como la balanza comercial deficitaria.
Aplaudimos los Acuerdos Público Privados como Fundempresa, la feria La Paz Expone y varios otros proyectos en Santa Cruz; y la marcha al Norte de La Paz podría generar energía limpia y alimentos.
El autor es Economista, empresario y ahora Presidente de la Cámara Nacional de Comercio.
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