Gastos en campañas son insultos a la pobreza

Como siempre, cumpliendo con su deber de velar por la seguridad moral de la colectividad y la urgencia de que haya austeridad en el manejo de los dineros del fisco, obispos del país han expresado críticas severas por la carencia de conciencia en las campañas proselitistas, al utilizar muchísimo dinero en las mismas, lo que es innecesario e inútil con miras a conseguir votos en las elecciones de octubre.

“Es un insulto a los pobres de nuestro país, lo que se gasta en las campañas por encima de cualquier otro interés; no se prioriza políticas sociales a favor de los más indigentes”, indicó el arzobispo de Santa Cruz, expresiones que fueron corroboradas por el arzobispo de Sucre, que ha llamado la atención sobre gastos que son despilfarro de dinero en detrimento de los más pobres que, en el caso del país, son la mayoría.

La Iglesia ha reiterado varias veces la urgencia de actuar con austeridad en los gastos; ha dicho que gastos irracionales, innecesarios e inútiles en campañas político-partidarias lo único que hacen es complotar contra el pueblo que ya tiene que soportar muchos problemas y necesidades, que la mayoría de la población no cuenta con una fuente segura de trabajo y por la dependencia que hay en muchos habitantes de la solidaridad de parientes y de remesas que reciben del exterior enviadas por parientes que se privan con tal de cubrir necesidades que hay en Bolivia.

Se condena, igualmente, que el Tribunal Supremo Electoral haya destinado el importe de 35 millones de bolivianos para ser distribuido “equitativamente” entre los nueve partidos que intervendrán en el proceso electoral conforme a lo que establece una ley de distribución con la que el mayor beneficiado resulta el partido de gobierno (MAS) que recibirá la mayor parte de los 35 millones de bolivianos; el resto será distribuido entre los 8 partidos restantes conforme a la votación que hayan alcanzado en las elecciones pasadas.

Para la colectividad, la irracionalidad llega al extremo de que no solamente habrá 35 millones de bolivianos sino que se gastará fortunas por parte de cada partido que ha “conseguido aportes, subvenciones, etc. de sus correligionarios o entidades que simpatizan con ellos, al margen de haber logrado créditos bancarios”. Sumados ambos presupuestos, seguramente que se triplica el monto anunciado como distribución del TSE, en detrimento de la excesiva pobreza imperante en el país y, sobre todo, de las necesidades que padecen varios millones de personas y que no encuentran ni siquiera nociones de caridad y solidaridad en las autoridades que prefieren dilapidar el dinero conjuntamente los partidos tan solo con el objetivo - seguramente no logrado- de conquistar el voto ciudadano.

El problema, pues, es atentatorio en todo sentido, cuando lo lógico y correcto es que los candidatos muestren lo que harían y no lo que pretenden conseguir con la simple propaganda.