Los “predestinados” para gobernar, en democracia, quieren hacer y deshacer, a su “gusto y sabor”, los destinos nacionales.
Nos referimos a quienes han asumido el papel de candidatos en las elecciones de octubre venidero. A ellos que sostienen, a rajatabla, que son los “enviados” para conducir a los bolivianos, de cara al Siglo XXI. Que manejan, asimismo, “recetas” para solucionar los problemas de índole nacional. Y que no se cansan de proferir acusaciones. Sus discursos, sin propuestas u ofertas claras, caen en el vacío. Es decir que desilusionan a la ciudadanía sufragante.
Unos dicen provenir de la vertiente izquierdista y otros de la derechista. Aquellos son admiradores del sistema político de Vladimir Putin y éstos de la democracia que fue remozada por Abraham Lincoln. Tienen posiciones encontradas, en el escenario electoral boliviano, que no hacen otra cosa que distraer al electorado, porque, en la práctica, son “harina del mismo costal”.
Además el pragmatismo político, entiéndase como el oportunismo político, siempre los ha unido, en determinados momentos. Entonces se olvidaron de los “ríos de sangre”, de las torturas a los detenidos y de los agravios. Y disfrutaron, felices, del Poder. Son actitudes propias de quienes se consideran los “predestinados”.
En dictadura habían surgido éstos, con el nombre de “salvadores de la Patria”. Había uno de ellos, inclusive, antiimperialista, a ultranza. A él le pedían la medida de sus pantalones, algunos de los choferes. Los dictadores también tenían sus seguidores. Es que la figuración, el oportunismo y el afán de enriquecimiento no tuvieron límites en nuestra historia política.
En este marco deducimos que individuos con intereses mezquinos, insertos en un controvertido proceso electoral, pretenden relativizar el supremo objetivo de desarrollo nacional, con insignificancias que no vienen al caso. Parece que a estas alturas de la historia, se va deteriorando la conciencia de Patria, porque todos hablan a favor de ella, pero nadie toma una actitud real y efectiva al respecto. Los “predestinados” viven en otro mundo. Hablan de otras cosas. Sus sueños se limitan a la toma del Poder y nada más.
Bolivia ha celebrado el pasado 6 de agosto sus 194 años de fundación. Lo hizo escuchando declaraciones y discursos de los políticos con ínfulas de “predestinados”. Y con desfiles y algarabías.
Lo bueno es que la ciudadanía, de los diferentes estamentos sociales, ha exteriorizado su bolivianidad, enarbolando la tricolor. Dando vivas a la Patria y glorias a quienes hicieron posible esta nación.
Lo hizo en un proceso electoral tensionado. En un proceso matizado con observaciones diversas. Con autoridades del ramo cuestionadas.
En suma: que los “predestinados” reflexionen seriamente acerca del papel que desempeñan y asuman gestos de humildad a fin de que las cosas salgan bien.
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