Una asfixia calculada

En Cuba, todos los diarios que no eran del partido comunista fueron cerrados, igual que en todos los países que adoptaron esa ideología. En Venezuela, siete diarios debieron dejar de circular porque el gobierno chavista los expropió o les impidió contar con el papel necesario. Lo mismo ocurrió en Nicaragua de Ortega y en el Ecuador de Álvaro Correa…

En Argentina, los gobiernos de los esposos Kirchner usaron todas las armas para atacar a Clarín, con el mayor descaro, y es probable que esos ataques se reanuden si es que el peronismo K retornara al poder en octubre.

Es una constante. Los gobiernos de esta liga de naciones, que el presidente de Colombia llama “la transnacional del crimen organizado”, odian la libertad de prensa.

Lo que le está ocurriendo ahora a EL DIARIO de La Paz, el decano de la prensa boliviana, es una prueba más de que esta tendencia se mantiene activa.

La Asociación Nacional de la Prensa (ANP) lo ha denunciado varias veces: el gobierno del MAS está ahogando a los medios independientes mediante diferentes formas, como la presión tributaria, la discriminación perversa en la asignación de la publicidad del Estado, además de los ataques físicos, insultos y ofensas que reciben los periodistas. La Confederación de Trabajadores de la Prensa ha sido tomada por un esbirro del gobierno que ha decidido no llamar a elecciones para renovar el directorio, es decir que quiere ser reelecto indefinidamente, alegando que es su derecho humano.

Según documentación que exhibe EL DIARIO, la deuda de la empresa por concepto de impuestos ha sido manejada de manera caprichosa. En cierto momento, la empresa ofreció pagar la deuda un lote de repuestos automotores nuevos. Las autoridades aceptaron la oferta, tomaron control de éstos, suspendieron los embargos y las anotaciones, pero luego descartaron el acuerdo.

Ahora ocurre que las autoridades no quieren dar un detalle de la deuda. Y lo que hacen es mostrar que los montos se multiplican como relámpago, pero sin que se sepa cuáles son las sumas y a qué corresponden. Sólo silencio y amenazas.

Por lo que se ve en este caso, tienen razón todos los estudios que han señalado al sistema tributario boliviano como el más asfixiante de la región. Y no es porque los impuestos sean muy altos, ni siquiera porque sean muchos, sino porque cuando se abren procesos, para el contribuyente es como ingresar a un laberinto hecho de saña y extorsión, como lo atestiguan miles de ciudadanos que han tenido alguna vez una deuda con el fisco boliviano.

Espero que este episodio no esté dirigido a acabar con un medio de comunicación independiente, como es EL DIARIO.