El sonido del silencio

¿Perspectivas económicas favorables o en camino a la negra entrada de la cueva de la recesión? ¿Afinamos el oído o buscamos un silencio reconfortante ante situaciones de barullo, confusión y voces múltiples que claman por su verdad? ¿Nos tapamos los oídos para huir de la algarabía resultante, que produce más ruido que información?

Tras muchas décadas dedicado a la predicción económica, reconozco que nunca había escuchado una partitura más desafinada, al poner juntas opiniones tan dispares y cambiantes, con incluso algunos sonidos estridentes que muestran parcialidad y no sólo desconocimiento.

Entiendo la buena voluntad de algunos para presentar versiones optimistas que ayuden a provocar, o mantener, decisiones de inversión, empleo o mejorar la confianza externa e interna. Todos sabemos que en Economía las perspectivas que tenemos, condicionan la realidad de lo que termina ocurriendo.

Pero parece excesivo afirmar que la economía mundial sigue en una fase expansiva mantenida, con riesgos e incertidumbres políticas y económicas a la baja. O que la economía europea mantiene su ritmo de crecimiento. O que la economía española muestra signos de resistencia a cualquier desaceleración y confirma un diferencial positivo permanente respecto al comportamiento general de la Eurozona.

Optimismos exagerados provocan incredulidad y terminan en el mundo de los sonidos del silencio, aunque los revistamos, cada día, con un nuevo dato rebuscado en el baúl de los miles de indicadores económicos parciales disponibles.

Sin embargo, al otro lado de la orquesta observo también instrumentos desafinados de cuerda, viento y percusión, que aprovechan cualquier dato o noticia sociopolítica a escala nacional (incluso regional) o internacional para tocar marcha de difuntos, anunciando la entrada inminente en la nueva crisis mundial, incluso acelerada en Europa o España.

Un mes de crecimiento negativo (¡sólo de una décima de punto de porcentaje!) en Alemania no hace granero, aunque sea un aviso a tener en cuenta. Como tampoco el dato de un escaso 0,2 de crecimiento intertrimestral en el segundo trimestre para el conjunto de la Eurozona. O la continuada tendencia a la baja de la bolsa española. O la caída de ritmos en diversos sectores.

Como plantea un reciente artículo de The Economist (Market in an Age of Anxiety, 16/8/19), “todavía la recesión es un temor, no una realidad”.

Sin embargo, también admite que la ansiedad actual puede convertirse en alarma y la desaceleración interpretarse como entrada en la recesión. Y añade: “Buscar significado de los mercados financieros es como interpretar comportamientos en un mar embravecido”.

Personalmente prefiero reconocer que estamos en un momento de creciente incertidumbre, con actuaciones políticas titubeantes a escala mundial, europea y española, que complican todo pronóstico.

Pensemos en las posibles alternativas, evaluemos impactos y sigamos, con la máxima atención y objetividad, las señales que vayan produciéndose. Pero con un sonido de fondo que no nos perturbe. Si no, mejor reflexionar en silencio.

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