VALORES BOLIVIANOS
No hay duda que cuando existe talento innato, expresión corporal, habilidad manual y carisma, es posible conquistar los podios más altos en la gimnasia rítmica. Así lo demuestra la deportista boliviana Fabiana Abastoflor, quien en septiembre próximo participará de su segundo evento a nivel mundial.
“La primera vez que competí en un evento a nivel mundial fue en Guadalajara (España) y ahora me encuentro en plena preparación para participar en mi segundo mundial en Azerbaiyán – Bakú que se realizará del 16 al 22 de septiembre, bajo la organización de la Federación Internacional de Gimnasia y la Federación Azerbaiyana de Gimnasia”, dice la deportista boliviana.
Pero, en qué consiste este deporte que apasiona a Fabiana desde que tenía 6 años y que, a la fecha, le ha valido muchos reconocimientos a nivel nacional e internacional, gracias a la disciplina y perseverancia, dos pilares esenciales a la hora de su ejecución.
“La gimnasia rítmica es una disciplina deportiva que combina tres elementos: ballet, gimnasia y danza, así como el uso de diversos aparatos como la cuerda, el aro, la pelota, las clavas y la cinta. En particular, no tengo uno favorito, pues disfruto de los cuatro elementos de manera indistinta”, enfatiza la gimnasta.
Esta disciplina se realiza tanto en competiciones como en exhibiciones en las que la gimnasta se acompaña de música para mantener un ritmo en sus movimientos, realizando un montaje con aparatos en los que desarrolla una coreografía que destaca por su armonía, gracia y belleza.
“En mis presentaciones suelo utilizar música movida, pero puedo interpretar varios estilos. Esto depende mucho de cómo es la melodía para saber si va con el instrumento. Las lentas van mejor con la pelota, algo más movido o fuerte con las clavas y el aro puede usarse con varios estilos”, comenta Fabiana.
RUTINA DEPORTIVA
No basta con tener solo el talento para este deporte, sino de una constante disciplina diaria, que puede llevarte entre 5 a 7, o más horas continuas de práctica, que van acompañadas de un régimen alimentario que compensa la pérdida de calorías y, desde luego, el consumo de agua que no debe faltar. “Para competir a nivel nacional entreno cerca de 5 horas por día, y gracias a este trabajo he logrado ganar 11 campeonatos nacionales. Para los eventos internacionales practico 7 horas diarias en doble turno y cuando me es posible viajo a Brasil para continuar con mi preparación”, afirma la gimnasta.
Dicho trabajo la ha llevado a conquistar varios logros, ha participado en sudamericanos desde sus 9 años de edad y en la actualidad ocupa el puesto número 7 en Sudamérica. Tiene la firme intención de ir mejorando su posición cada año. Además se coronó como la campeona de la Copa Sudamericana de Clubes.
“He participado de los Panamericanos en México, Estados Unidos, Perú y logré ganar el campeonato de la Copa Panamericana de Clubes en Ecuador y conseguí participar en mi primera Copa del Mundo en Guadalajara - España”, recuerda Abastoflor.
En este deporte existen varias categorías que entran en competencia: de 9 a 10 años, de 11 a 12 años que es la infantil, de 13, 14 y 15 años que es la juvenil; y de 16 en adelante que es la de adultos. Le siguen varios niveles que van del 4, 3, 2, 1 y la de élite.
LA GIMNASTA
Fabiana Abastoflor tiene 18 años y cursa su último año en el Eagles School. Su pasión por la gimnasia rítmica comenzó cuando tenía 6 años. Tras hacer una prueba en un taller en su colegio fue invitada a participar del mismo a través de una nota enviada a sus padres, indicando que tenía las condiciones necesarias para hacerlo.
“Considero que siempre estoy en constante aprendizaje. El hecho de practicar gimnasia rítmica me ayudó a crecer como persona. Me hizo dar cuenta de muchas cosas, me hizo valorar a mi familia, amigos y las personas buenas que me rodean. Me hizo ser más fuerte y me enseñó que en la vida hay que saber disfrutar cada momento en cada oportunidad que se te abre”, dice Fabiana.
Su primera participación en este deporte fue en un intercolegial en el que representaba al Eagles School y fue su profesora de educación física, quien impulsó este talento boliviano con la creación de un taller de gimnasia en los predios de este establecimiento. Durante varios años perteneció al Club 7, y en la actualidad es miembro del Club Olímpico Santa Cruz.
“El apoyo de mis padres fue fundamental, sin ellos no hubiera llegado a ser lo que soy ahora. Han estado conmigo en los momentos más difíciles de mi vida y por ello estoy profundamente agradecida con ellos, por todas sus enseñanzas y por todo lo que han hecho por mí. Gracias a ellos estoy donde me encuentro”, comenta la gimnasta.
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