La verdad, aunque duela
El soborno es un método antiguo que consiste en dar dádivas para recibir ciertos favores; con el tiempo se transforma en corrupción, delincuencia, cohecho…
En el socialismo o comunismo no hay moral ante la corrupción, por lo que cínicamente se rasgan las vestiduras y promueven campañas en contra de ese flagelo, pero no renuncian a semejante esperpento. Se muestran como inmaculados, hablando de decencia, ética y transparencia en los ámbitos público y privado, con el rotulo de “cero corrupción”. Pero los regímenes con más corrupción siempre han sido los de “camarillas comunistas y socialistas”, apoyados por secuaces criollos. En ese ámbito nadie puede controlar los desmanes de una dictadura, donde la represión sirve para mantenerse en el poder. Basta con recordar a los multimillonarios zares rusos, los fundadores del partido comunista chino, los sultanes y príncipes árabes, las fortunas de los Castro, Chávez y en la actualidad, a Putin, Xi Jinping, Lula, Dilma Rousseff, los Kirchner, Maduro, Correa y otros.
Los actuales gobernantes en Bolivia adoptan, sin saber, el rotulo de socialistas, leninistas, comunistas, marxistas, en fin, no se sabe cuál es su afición política. Durante 14 años han seducido a buena parte de la población boliviana, con métodos instrumentados desde Cuba, Venezuela, Irán, China, Rusia y otros aliados. Morales y sus compinches no han creado un nuevo Estado, sino que lo han cooptado gradualmente, tomando el control del Congreso, Corte Suprema de Justicia, Órgano Electoral, FFAA, Policía, Poder Ejecutivo, YPFB, Aduana, Impuestos Internos, etc. Ejecutivos y funcionarios medios de tales instituciones son continuamente “engrasados” y convertidos en corruptos potenciales, leales a sus ingresos monetarios y al gobierno que los sostiene.
El ciudadano boliviano y la prensa extranjera han comprobado que el Presidente es hombre intelectualmente limitado, temperamental, desordenado, rodeado de obsecuentes. El absoluto desconocimiento de las finanzas ha ocasionado que ministros de la Presidencia, Gobierno, Economía, usando al Banco Central, durante los últimos doce años hayan ejecutado un plan de corrupción y sobornos para eternizarse en el poder, sometiendo al empresariado privado (específicamente en Santa Cruz), la banca, importadores, exportadores, constructores, además de cooperativas mineras, cocaleros, campesinos, choferes, gremialistas, juntas vecinales, incluyendo a la COB.
Siguiendo políticas neoliberales, han otorgado concesiones económicas nunca antes vistas. A varios de estos entes se dio trato preferencial en sus obligaciones tributarias y otras organizaciones están eximidas de toda tributación al fisco. Pero no sucede así con los medios de comunicación que por mantener su independencia política son estrangulados financieramente, como es el caso de EL DIARIO, Decano de la Prensa Nacional, varios canales de televisión y emisoras radiales, contrariamente al trato preferencial que se da a los medios que han pasado a formar parte del Ministerio de la Propaganda.
En fecha 12.9.2008, el semanario La Vanguardia de América Latina señala: “La corrupción mancha al gobierno de Morales: El 2006, los dirigentes del flamante gobierno boliviano levantaron el dedo acusador contra todos, a diestra y siniestra denunciaron un pasado delincuencial y prebendas, los ex mandatarios estarían manchados por la rapiña, menos ellos”.
Dos años después se produjo la masacre del hotel Las Américas, por el entonces coronel Sanabria, hoy preso por alta delincuencia en EEUU. En 2009 se conoció el soborno de 800.000 $US a Santos Ramírez, presidente de YPFB. En dicho escándalo, el asesinato del empresario O’Connor sacó a la luz una millonaria red de corrupción que involucró a funcionarios del gobierno, empresas fantasmas, fundaciones y gente con prontuario delictivo. Desde entonces, “La fuerza que transforma Bolivia”, es decir YPFB, se convirtió en paladín de la corrupción, con un derroche de dinero del pueblo que bordea los 50.000 millones de $US. A esto se suma un total de 58 escándalos de corrupción qué incluyen asesinatos, adquisiciones en general y contrataciones sin licitaciones. En resumen, todo lo que infla las arcas de los privilegiados, estafas a la banca estatal y privada, etc. Esta corruptela tiene una sumatoria aproximada de 30.000 millones de $US.
Conste que no se tocó el tema de narcotráfico, crimen organizado, el turbio camino del oro, madera y castaña, actividades con asesoramiento directo de ciudadanos chinos. La codicia y el apego al dinero han ofuscado a los gobernantes, al punto de olvidarse de salud, educación, vivienda, trabajo, reducción de la pobreza y otras necesidades imperiosas del pueblo.
Señores gobernantes, dejen de sobornar a 800.000 empleados del gobierno para que asistan a sus campañas electorales, no abusen del hambre del pueblo. Pero el 20 de octubre es la autodestrucción de los obcecados por el poder y el pueblo recuperará su libertad.
El autor es Docente Universitario.
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