Los discursos políticos de un militar, conocidos hace pocos días, hacen ver que ignora los principios de la Constitución Política del Estado, lo que puede ser calificado como servilismo ante un gobierno civil. Esta actitud no condice con los valores que se impulsa en los institutos militares, a donde jóvenes ingresan en busca de una formación sana, orientada a unificar a los bolivianos, no dividirlos como sucede actualmente. Por ello es hora de que los militares tomen conciencia de principios y valores, relegando el servilismo, en beneficio de todos los bolivianos.
Por otra parte es preocupante que los partidos políticos actúen sin norte definido y más parece que son guiados por ambiciones personales. Basta, señores políticos, si se efectúan las elecciones generales en octubre, que se destierre el vandalismo y la corrupción. No todo se trata de conseguir dinero, también hay ciudadanos que piensan honestamente, con principios de bolivianidad. Tiremos por la borda la política extremista que solo busca dividir a la ciudadanía, teniendo al frente a un país que todavía espera patriotismo y no disgregación por afanes socialistas.
El Gobierno y las Fuerzas Armadas tendrán que responder a la ciudadanía ante problemas tan importantes como el relacionado con las aguas del Silala. Comcipo, organización cívica de Potosí, hace reclamo permanente por el problema del Silala.
Oportunamente el Comité Cívico de Potosí hizo conocer el derecho de Bolivia sobre las aguas del Silala, aclarando que no es un río internacional como alega el país vecino. Son aguas de manantiales que son utilizadas por Chile, desde que el Ferrocarril The Antofagasta (Chili) & Bolivian Railway Co. Ltd. logró el permiso para usarlas en las locomotoras de ese tiempo (1908), entonces tenemos un problema más que centenario. Reiteramos que esas aguas provienen de bofedales y no forman un río de curso sucesivo. Chile equivocadamente sostiene lo contrario, seguramente para seguir usando de manera gratuita esas aguas. La demanda del Comcipo está respaldada con datos contundentes. Por el uso de tales aguas debió pagar Chile, desde entonces.
Al respecto corresponde mencionar que la frontera chileno-boliviana siempre ha estado desguarnecida, porque solo se efectuaban patrullares simples y con el mínimo de personal militar. Mientras Chile siempre alardea de su capacidad militar.
Lo grave de este problema es que el país vecino se adelantó con el uso de las aguas de esos manantiales, al canalizarlas hacia su territorio. En otras palabras, Chile ya se apoderó de las aguas del Silala, abusando de la mencionada concesión hecha por Bolivia.
El gobierno boliviano deberá dar explicaciones al pueblo boliviano por la demanda fallida presentada ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, donde Bolivia no tuvo éxito. Nuestro país en algún momento tendrá que hacer valer sus derechos sobre el Silala y las Fuerzas Armadas deberán respaldar las acciones que se asuma para beneficiar a Potosí, que necesita esas aguas para su uso. Bolivia espera con preocupación que se cumpla el plazo fijado para solucionar el entredicho por el Silala.
El autor es Profesor Emérito de la UMSA.
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