Destrucción de los bosques de la Chiquitania

La Chiquitania no es apta para la agricultura, por las características de la zona. La Chiquitania es una región boscosa de monte bajo, de unos 350 a 1.000 m.s.n.m., con una precipitación promedio de 500 a 1.000 mm por año y una temperatura anual promedio de 20°C, aproximadamente. Las especies más frecuentes son: el soto (Schinopsis haenkeana), quebracho blanco (Aspidosperma quebracho), el mistol (Zizyphus mistol), toborochi o palo borracho (Chorisia insignis), el guayacan (Caesalpinea paraguaiensis) y con predominio sobre todas las especies el algarrobo (Prosopis alba), que están sustituyendo al quebracho colorado (Schinopsis quebracho colorado). El Bosque Seco Chiquitano es un complejo de biodiversidad endémico, donde está la Reserva Natural Tucabaca. Allí existen 554 especies de animales y más de 55 plantas endémicas.

Una de las decisiones más polémicas de las autoridades, en ese sentido, se produjo en mayo de 2015, cuando el presidente Evo promulgó el Decreto Supremo 2.366, que autoriza la exploración y explotación de recursos naturales en áreas protegidas y territorios indígenas. Así, Bolivia se convirtió en uno de los pocos países del mundo en autorizar el ingreso de empresas mineras o petroleras a sus parques nacionales o territorios indígenas.

El pasado 9 de julio, el presidente Evo Morales aprobó la modificación del Decreto Supremo 26.075, sobre Tierras de Producción Forestal Permanente, para ampliar las áreas de producción del sector ganadero y agroindustrial de los departamentos del Beni y Santa Cruz.

La nueva norma autoriza el desmonte para actividades agropecuarias en tierras privadas y comunitarias que estén concebidas bajo un sistema de manejo integral sustentable de bosques y tierras. Esta modificación también permite la quema controlada de acuerdo con la reglamentación vigente.

El presidente Morales establecía y justificaba sus nuevos decretos con la siguiente alocución: «Tenemos la tarea y la misión de que Bolivia crezca económicamente, no solo en base a los recursos naturales no renovables sino también en base al tema agropecuario y resalto la apertura de importantes mercados para los productos nacionales, como el caso de la carne”.

La ocupación de fronteras, que la Alemania Nazi instituyó en el siglo pasado, es una práctica diaria del Estado israelita en territorios ocupados de Palestina. El gobierno boliviano lo practicó en el Departamento de Pando para las anteriores elecciones, con el fin de ganar votos; para el efecto llevó cientos de colonos del Chapare y otras regiones altiplánicas del país, así como numerosos contingentes de soldados y policías, a fin de lograr en las elecciones generales una mayor cantidad de votos, que le permitirían, en primer lugar, el control de la gobernación y lograr la mayoría parlamentaria para control de la Asamblea Legislativa.

Pensamos que nuevamente han usado esta práctica, al llevar una gran cantidad de colonos a la Chiquitania, que no conocen la zona ni sus características climáticas, que nos es una zona apropiada para la agricultura y con serias reservas se considera un área ganadera.

Las autoridades del Gobierno olvidan que hace unos dos meses, técnicos de ABT de Santa Cruz vendieron 2.000 permisos de desmonte en la Chiquitania, por un valor aproximado de 6 millones de bolivianos.

Podemos considerar que Bolivia es un país con poco desarrollo óptimo, especialmente en el campo agrícola y ganadero, salvo algunas áreas del Departamento de Santa Cruz. Nos caracterizamos por desarrollar una agricultura de subsistencia, cuando nuestros agricultores son desplazados de las buenas tierras, a otras con diferentes características, no pueden lograr implementar nuevos cultivos y los servicios, tan rápidamente como aumenta el número de desplazados. Así, cuando la agricultura de subsistencia es empujada hacia los sitios más pobres, se aumenta el número de agricultores de subsistencia, lo cual conduce a niveles de vida más bajos.

Los nuevos colonos se dedicaron a desboscar y en pocos meses tenían ingentes cantidades de madera seca, bastó una chispa para iniciar el desastre que estamos viviendo, con la destrucción y quema de casi un millón de hectáreas del bosque chiquitano.

El autor es Ing. MSc.