El feminicidio es un crimen, entendido como el asesinato de una mujer a manos de un hombre, por machismo o misoginia, según la Real Academia Española. Se define un acto de máxima gravedad, en un contexto cultural e institucional de discriminación y violencia de género, que suele ser acompañado por un conjunto de acciones de extrema violencia y contenido, como torturas, mutilaciones, quemaduras, ensañamiento y violencia sexual, contra las mujeres y niñas víctimas del hombre.
Otros lo definen como «el asesinato de mujeres por hombres motivados por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las mujeres». De acuerdo con Russell, «el feminicidio representa el extremo de un continum de terror anti femenino que incluye una amplia variedad de abusos verbales como físicos, tales como violación, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil incestuoso o extra familiar, golpizas físicas y emocionales».
Desde diciembre de 2018, el Diccionario de la lengua española define «feminicidio» como el «asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia». La introducción al idioma español se produjo a partir de la segunda mitad de la década de 1990, a raíz de la traducción del concepto aportado por Russell y en el marco de las revelaciones sobre impunidad en los asesinatos de mujeres de Ciudad Juárez, en México.
La definición más común de feminicidio lo conceptualiza como el asesinato de una mujer por razones de género. El Plan Nacional contra la Violencia Hacia la Mujer 2009-2015 lo definió como homicidios de mujeres en condiciones de discriminación y violencia basados en el género. Como definición general, la precisión y adaptación del feminicidio a contextos culturales y sociales es más discutida. Mientras que algunas estudiosas han optado por definir el feminicidio como la consecuencia de estructuras de poder en un sistema patriarcal, otras lo han definido como una modalidad de poder propia de ex colonias que interactúa con los sistemas socio-legales formales e informales y da forma a una economía de la muerte en la que operan distintos actores como iglesia, policías, jueces y otros actores encargados del control social.
En algunos casos se utiliza el término femicidio, con un significado sinónimo. Algunas personas en cambio hacen una distinción entre femicidio y feminicidio, expresando con el primero el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer, y con el segundo, el «conjunto de femicidios en una situación de absoluta o patente inactividad de Estados para la persecución y evitación de tales crímenes”. Utilizan el término no para referirse a un asesinato, sino para referirse a la seducción de una mujer virgen por parte de un hombre casado, con la que mantiene relaciones sexuales. El párrafo donde se utiliza el concepto dice:
“Esta especie de delincuencia puede ser denominada feminicidio; ¡porque el monstruo que traiciona a una crédula virgen, y la somete a la infamia, es en realidad un asesino despiadado!”.
En las décadas de 1970 y 1980 varias investigadoras comenzaron a aplicar la perspectiva de género en la criminología, especialmente en el homicidio, detectando una gran cantidad de asesinatos de mujeres, a manos de hombres, por motivos relacionados con la dominación de género, que dieron lugar a la publicación de varios libros.
La autora es socióloga.
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