Avianca, la mayor línea aérea de Colombia y la segunda de América Latina, se ahoga en las deudas. Sus grandes accionistas, un magnate salvadoreño y otro brasileño, se declaran la guerra por el control de la empresa que comienza a cerrar rutas, vende aviones y aplaza los pagos de los compromisos. Sólo una inyección de dinero fresco de United Airlines puede salvarla de la quiebra.
Germán Efromovich, el magnate brasileño que salvó a Avianca de la quiebra hace 15 años, acaba de perder el control de la empresa, a pesar de contar con la mayoría de acciones: 51,5%, señala el artículo de David Placer, publicado en la página web Alnavio.
El empresario al que el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez entregó el destino de la línea bandera de Colombia fue considerado el salvador de la empresa hasta hoy.
El otro gran accionista, Roberto Kriete (empresario salvadoreño que fue el dueño de la línea aérea costarricense Taca hasta la fusión con Avianca), está convencido de que su socio brasileño estaba llevando a la empresa camino a la quiebra. Y por eso, urdió un golpe de Estado en alianza con United Airlines para expulsar a Efromovich y hacerse con el control de la compañía.
Es el inicio de un culebrón empresarial que ha terminado en los tribunales. El magnate brasileño ha demandado a su socio en los juzgados de Nueva York por su expulsión de Avianca. Acusa a Kriete, uno de los hombres más ricos de Centroamérica, y a United Airlines de ejecutar una acción ilegal en su contra, un robo en toda regla.
Mientras comienza la guerra de magnates latinoamericanos, la aerolínea cae en picada. Avianca ha cerrado 25 rutas en las últimas semanas, principalmente a Estados Unidos, Centroamérica y Perú. También ha cancelado la compra de 17 nuevos aviones firmados con Airbus y postergó la adquisición de otros 35. Sus resultados trimestrales también reflejan el desastre: registró pérdidas de 115 millones de dólares en el segundo trimestre de este año.
La aerolínea (la segunda más antigua del mundo después de KLM) también está afectada por el auge de las líneas de bajo costo, el aumento del combustible y la caída de la demanda. Con este panorama oscuro en el horizonte, ha tenido que elaborar un plan para reestructurar la deuda, asfixiada por la falta de liquidez.
Los nervios comienzan a llegar a los inversionistas. La acción de Avianca se desploma en Bolsa: ha pasado desde 3,93 dólares el 1 de agosto hasta 2,58 dólares este jueves y las dudas sobre su viabilidad aumentan con el paso de las horas.
DE LA EXPANSIÓN A LA QUIEBRA
Efromovich, el salvador de Avianca en 2004, cuando quebraron las grandes líneas aéreas del mundo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, ahora está acusado por sus socios de llevar a la línea aérea al abismo.
Creó una línea aérea en Brasil bajo el mismo nombre que la empresa colombiana. Con Avianca Brasil, pretendía hacer frente a la mayor línea aérea de América Latina (Latam, surgida de la fusión entre LAN Chile y la brasileña TAM). Pero no tuvo suerte. Avianca Brasil quebró y, tras la caída, comenzó a enfermar su empresa matriz.
El magnate brasileño fue cuestionado dentro de la compañía por desviar fondos de Avianca Colombia hacia Avianca Brasil, algo que ha sido desmentido por Efromovich.
Pero lo cierto es que las complicaciones financieras de Avianca Brasil se trasladaron a la sede central en Bogotá y Avianca comenzó a incumplir los pagos a uno de sus grandes acreedores: la estadounidense United Airlines.
La relación entre Avianca y United trasciende la simple alianza de líneas aéreas que operan vuelos de código compartido bajo el sello de Star Alliance (que también trabaja con la alemana Lufthansa, Air Canada y la portuguesa TAP).
United se aprovecha del tráfico latinoamericano hacia Estados Unidos y viceversa a través de los vuelos de Avianca. La quiebra de la línea aérea colombiana ocasionaría un grave perjuicio para United. Por esa razón, la línea aérea estadounidense acudió en auxilio de la empresa colombiana. El año pasado, United prestó 456 millones de dólares a Avianca para aliviar sus problemas financieros.
Pero el dinero no fue inyectado directamente a Avianca sino al magnate brasileño Efromovich, a través de su empresa Sinergy. Ahora, United acusa a Efromovich de incumplir los pagos y por eso ha ejecutado las garantías del préstamo que estaba respaldado por las propias acciones que el empresario brasileño mantenía en Avianca.
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