> Esta realidad afecta a la población más pobre y la industria farmacéutica no ha invertido en su desarrollo y democratización
Bogotá.- Latinoamérica es sinónimo de oportunidades para la industria farmacéutica, cuyo valor de mercado casi que se duplicó entre 2008 y 2016 hasta los 62.800 millones de dólares, no obstante, esta expansión no se ha traducido en beneficios para la población que aún padece el espiral de precios de los medicamentos.
Vacíos en regulaciones locales, falta de articulación entre países y precarios sistemas de información que permitan realizar un mejor control, son algunas de las causas que explican los altos costos que aún pagan los ciudadanos y sus sistemas públicos de salud por las medicinas.
En la medida en la que han aumentado los precios de los medicamentos también se ha evidenciado un mayor gasto público en los mismos, según un informe publicado en el blog “Ideas que cuentan” del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el que participan tanto empleados de la entidad como autores externos.
El alto costo de las medicinas se ha convertido en un tema de discusión recurrente en los últimos años y de hecho en 2016 los Estados miembros de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) marcaron un precedente al adoptar una resolución en la materia.
Esta recoge “la preocupación con respecto al costo creciente de los medicamentos y el impacto que está teniendo en los países de la región”, explicó la jefe de la unidad de Medicamentos y Tecnologías Sanitarias de la oficina de la OPS en Washington, la doctora Analía Porras.
Pero hoy esta discusión sigue sobre la mesa y pese a los esfuerzos los precios de las medicinas en años posteriores llegaron a subir por encima del índice de precios al consumidor en algunos países de la región, cuya demanda de medicamentos crece significativamente en el grupo de las enfermedades no transmisibles (ENT) como las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes o las respiratorias crónicas.
Aunque el caso más preocupante sigue siendo el de los medicamentos para atender entre 6.000 y 7.000 enfermedades huérfanas que existen.
Estas afectan a la población más pobre e históricamente han estado desatendidas no solo por parte de los sistemas públicos de salud sino también por la industria farmacéutica que, pese a percibir ingresos equivalentes a miles de millones de dólares por la venta de estos medicamentos, no ha destinado la suficiente inversión en su desarrollo y democratización.
A continuación se describen algunas de las principales causas de esta creciente espiral y otras consideraciones al respecto.
INNOVACIÓN INALCANZABLE
Se estima que cerca de 2.000 millones de personas están excluidas de algunas innovaciones farmacéuticas por cuenta del sistema basado en patentes, en tanto que ni los pacientes ni los sistemas públicos logran pagarlas.
“La humanidad decidió hace un tiempo que quería incentivar la innovación farmacéutica vía la exclusividad de mercado, o sea otorgando unas patentes por 20 años. Los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se acogieron a estas reglas de juego, pero esto ha comenzado a mostrar problemas”, reconoció el exministro de Salud colombiano y decano de la Universidad de Los Andes de Bogotá, Alejandro Gaviria.
El también director del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (Cods) considera que el modelo ha creado distorsiones en el mercado, lo que se manifiesta en “precios muy altos y poco transparentes” de estos medicamentos como consecuencia de que “no hay información veraz sobre cuánto cuesta efectivamente innovar”.
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