Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor: Lamentaciones 3:26, de la Biblia. Es más, enfatizan: “esperar no es precisamente nuestro fuerte y esperar pacientemente, y en silencio, es aún más difícil. Sin embargo, Dios nos enseña a contar con Él y Él cumple sus planes en el tiempo previsto. A veces la espera es corta. En la Biblia hallamos creyentes que debieron tener mucha paciencia antes de que Dios obrara”.
Por ejemplo refieren al respecto: “les prometió una descendencia a Abraham y Sara, pero ellos tuvieron que esperar 25 años hasta el nacimiento de Isaac; lapso en que no siempre fueron pacientes ni estuvieron tranquilos, pero Dios los llevó a apartar sus miradas de todas las posibilidades humanas y dirigirlas hacia Él, por la fe”. Añaden: “Moisés consideraba que a la edad de 40 años tenía las capacidades necesarias para ayudar al pueblo de Israel esclavo de Egipto, pero este no era el pensamiento de Dios. Primero tuvo que ocuparse del ganado de su suegro por 40 años en el desierto, hasta los 80 años de edad, y sólo entonces le confió la misión de librar a su pueblo”.
Caleb fue uno de los 12 hombres que Moisés -refiere otro pasaje- envió a explorar el país de Canaán, antes de ir a conquistarlo. Allí descubrió las bellezas que Dios le había prometido; se regocijaba pensando que pronto entrarían, mas tuvo que esperar 45 años para entrar a esas tierras y recibir la ciudad de Hebrón como herencia. Durante ese tiempo tuvo paciencia y Dios fortaleció su fe.
De todo lo anterior se puede concluir que ¿no hay mejor cosa que la paciencia para afrontar toda adversidad? Paciencia ante todo descalabro social, sean paros con bloqueos abusivos, salvajes y prepotentes como los realizados por los choferes en La Paz y El Alto; paciencia ante la carencia de propuestas claras de toda corriente política para la solución de los problemas reales de la ciudadanía y el país; paciencia ante la falta de atención médica adecuada; de la ausencia de un control eficiente que brinde seguridad a la población; la mala y nefasta aplicación de la justicia que condena a inocentes; el libre accionar de los contrabandistas, y el narcotráfico; la proliferación indiscriminada de locales de consumo de bebidas alcohólicas; la pésima y antihigiénica elaboración de la comida expendida en cualquier sitio, sumándose a ello la conocida “chatarra” y la “ultraprocesada” que causa problemas de salud, etc.
Paciencia para tolerar a empleadores que tratan a empleados con “ajos y cebollas” por un emolumento mísero, constituyéndose en cuasi modernos negreros o esclavistas de este Siglo XXI; paciencia ante aceras copadas por comerciantes en perjuicio del peatón y de los conductores de motorizados; paciencia ante la lata politiquera y del sinfín de demagogos que pululan en las urbes; en fin, paciencia para todo y de todo.
Bien se enfatiza desde hace mucho: “la paciencia es una virtud”, y no obstante muchas personas la pierden ante los hechos negativos que les toca afrontar cotidianamente. Pregunta: ¿podrá tener una “paciencia jobiana”, y así hacerse merecedor de los designios bíblicos? Usted tiene la palabra al respecto.
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