Ante su ausencia en la agenda pública
> Las escuelas vienen a ser el complemento en la formación de los niños o niñas, pero la base para que el menor pueda avanzar en el proceso son los padres, quienes tienen la tarea de formarles en su carácter y con valores, de acuerdo a los especialistas > La actitud y acción de padres influyen en los hijos y son parte de su educación
Ante la ausencia de la educación en la agenda pública, la familia se ha convertido en el núcleo desde donde se imparte valiosas enseñanzas y donde los hijos internalizan importantes modelos de vida, que serán útiles en cada etapa de nuestra existencia en el momento de relacionarnos dentro y fuera del entorno familiar, indicó la educadora e investigadora Fabiola González.
En ese sentido –dijo– los padres de familia se han convertido en los principales protagonistas en el trabajo educativo con los hijos, por lo que deben estar atentos y abiertos a los procesos de enseñanza y aprendizaje de los niños o niñas; en esta labor no debemos olvidar nunca que nuestro comportamiento se verá reflejado en ellos, debemos cuidar en las señales que emitimos cuando estamos comunicándonos, porque de ello dependerá lo malo o bueno que aprenden nuestros hijos.
“Por lo general, los hijos internalizan los modelos de sus padres, lo que algunos especialistas llaman la herencia social negativa, como la violencia física y psíquica; pero también está la herencia social positiva transmitida con el amor y la ternura”, dijo.
Por más que los padres busquen una guía práctica para educar a sus hijos –aclaró– no encontrarán la anhelada guía de procedimientos, porque sencillamente no existe, entonces caemos en la verdad definitiva de que cada crianza es única y que con cada hijo e hija los métodos de enseñanza cambian.
Los adultos de la familia son los responsables de dar el ejemplo y a la vez de revisar cada cierto tiempo sus valores y principios de vida, para así adaptarlos si así lo requiere la situación. Tengamos en cuenta que los patrones familiares pueden cambiar, considerando que la vida no es estática, sino dinámica.
PERFECCIONAR LAS FACULTADES
Si deseamos que nuestros hijos sean virtuosos es necesario desarrollar o perfeccionar sus facultades intelectuales y morales. La palabra ‘educación’ significa guiar, por lo tanto, educar es conducir a alguien en el conocimiento, con un objetivo claro a corto, mediano y largo plazo.
Guiar a los niños puede significar varios problemas para los padres, pero debemos estar preparados para disminuir los obstáculos, tomando en cuenta que cada persona es distinta y no existen reglas fijas para educar a un hijo.
PRIMER CONTEXTO
En opinión de la psicóloga Ana Salvatierra, la familia es el primer contexto en el que un niño es educado, por lo tanto debe ser una escuela de amor y aprendizaje. La familia es el ámbito de mayor protección y crecimiento del niño, en ese entendido los padres son los primeros y principales responsables de la educación de los hijos.
“Nacemos personas pero aprendemos a ser humanos, sociales, morales a través de la educación. Entonces, la humanidad no es algo dado al hombre al nacer, sino que este desarrolla sus posibilidades de humanidad en contacto con otros seres humanos”, dijo.
En ese entendido –aclaró- cada uno de nosotros nace dos veces: una la del útero materno como es biológicamente natural, pero la segunda es el nacimiento social, del útero social, en la que la familia juega un papel preponderante.
ESTILO EDUCATIVO
Para Salvatierra, el estilo educativo empleado por los padres afecta notablemente a la personalidad y autoestima de los hijos, razón por la que “el amor debe ser uno de los elementos fundamentales que no puede faltar en los estilos educativos, lo que se convertirá en la base de una vida familiar positiva”.
Entonces, la educación en la familia debe estar basada en el amor, a lo que deben sumarse otros elementos también importantes, como la autonomía, la permisividad y la aceptación, los padres no deben olvidar que el desarrollo armónico de los niños dependerá del equilibrio de la permisividad y la autoridad.
AUTORIDAD POSITIVA
Explicó que es muy común encontrar familias que tienen miedo a imponer prohibiciones o a demostrar excesiva autoridad, razón por la que pueden encontrarse con una actitud muy permisiva, que no aporta a la calidad educativa de los hijos.
Señaló que los padres deben entender con claridad que una autoridad positiva es muy importante, que los hijos e hijas necesitan desesperadamente referentes claros, posturas abiertas, diálogo permanente, escucha, límites identificables, pero ante todo, que creamos en ellos desde su potencialidad y su bondad, posibilitándoles el “ser” que los lleve al compromiso con la vida, con su realidad.
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