La verdad, aunque duela
El 13 de octubre de 1825, Simón Bolívar, al aceptar que nuestro país lleve su nombre, dijo: “¿Qué quiere decir Bolivia? Un amor desenfrenado por la libertad, dignidad y sinceridad. El nuevo nombre del país se halla grabado en el sentimiento de todas nuestras generaciones. Esto, que es inaudito en la historia de los siglos, representa desprendimientos sublimes. Tal rasgo mostrará a los tiempos que están en el pensamiento del Eterno, anhelando siempre derechos para ejercer virtudes humanas, políticas y democráticas como ciudadanos. Estas actitudes serán bendecidas desde el Cielo, para custodiar la soberanía y riqueza territorial, respetando al pueblo como única autoridad legítima de todas las Naciones”.
Durante 194 años de la República de Bolivia, pocos son los gobernantes bolivianos que tomaron en cuenta la anterior alocución del Libertador. Consciente de la situación actual de nuestro país, utilizaré varios conceptos de dicho discurso.
Se define al socialista como: “Aquella persona que cree que puede decidir mejor qué es bueno para los demás”. A propósito, sabemos que en los 13 años anteriores nuestro pueblo ha soportado un extraño socialismo que limitó nuestras libertades y, por ende, se apropió de nuestro destino. Además, coartó también nuestra responsabilidad personal. A raíz de ello, creó las responsabilidades sociales, más conocidas como organizaciones sociales, ejemplos al respecto hay de sobra.
Hayek decía que “social” es una palabra “envenenada”, pues añadida a cualquier otra, la convierte en su antónimo; ejemplos: “democracia social” es la negación del sistema democrático; “derecho social” es un derecho vacío; “propiedad social” es la ausencia de propiedad, entonces “responsabilidad social” es la irresponsabilidad pura.
De esta forma el socialismo Siglo XXI en nuestro país ha generado un problema moral y otro práctico. El problema moral es la expropiación de nuestra “dignidad”, lo que nos convierte en esclavos del socialista de turno, como ocurre con cubanos, venezolanos y otros. El problema práctico es que destruye todo el sistema económico, hasta aniquilar el progreso de una Nación. A la postre, el socialismo lastra el crecimiento, genera pobreza, atraso y pérdida de los “derechos fundamentales”.
Como añadidura, a los socialistas de la plaza Murillo les gusta seducirse con el poder, en compensación hacen sobornos con el patrimonio del pueblo. Como decía Churchill, “el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica continua y cínica de la mentira”.
Los socialistas del Estado Plurinacional en lugar de la actividad social ponen la actividad de sus propios intereses, mintiendo, corrompiendo y delinquiendo con sus acólitos. La futura historia económica y geográfica de la nación se decide, según ellos, a través de la fuerza y la ejecución de sus planes macabros y represivos. Estos sujetos nunca tuvieron ni la menor idea de Patria, República, territorio, recursos naturales, derechos humanos, libertad, soberanía, justicia y otras virtudes sociales, políticas y democráticas que hacen a toda Nación.
Entonces nacen los indolentes políticos, que poseen poca sensibilidad ante las cosas que conmueven a los demás. Hay indolentes con su propia familia, se caracterizan por su negligencia e incumplimiento de sus obligaciones. El indolente por lo general está ligado a corrupción y delincuencia.
En resumen, no estamos lejos de descubrir a los autores intelectuales y materiales del desastre ambiental en la Chiquitania, en Santa Cruz. Según registros oficiales, en los últimos 22 días el fuego ha consumido alrededor de 2.000.000 de hectáreas de bosques en la Chiquitania y sus alrededores. Según entendidos en la materia, con grave riesgo de afectar geológicamente a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y entornos, debido su estructura de suelos arenosa.
El bosque mencionado es un complejo de biodiversidad ecológica más importante del mundo, donde está la reserva natural de Tucabaca, donde existían 554 especies de animales y 55 plantas endémicas, aún no se sabe el número exacto de especies desaparecidas. Además se tiene el reservorio de agua dulce más grande del universo.
Lo que está sucediendo es una irresponsabilidad jurídica del Sr. Morales, quien aprobó la modificación del Decreto Supremo 26.075 de 9/7/2019, sustituido por el DS 3.973 de 2017, sobre planes y legalización de desmontes y quemas en tierras de producción forestal, dizque para ampliar las áreas de producción del sector ganadero y agroindustrial de Beni, Pando y Santa Cruz. A ello se suma la paulatina colonización de “cocaleros, chinos y menonitas”, que se realiza desde 2017. Todo ello con fines electoralistas y codicia por el dinero y poder. Los responsables de esta tragedia internacional se mofan del pueblo, al convertirla en motivo de propaganda política.
Las narraciones e imágenes al respecto son aterradoras, por todo ello ¡Bolivia llora!, ante la apatía e indolencia de los gobernantes, a quienes no les da la gana de declarar catástrofe nacional…
Faltan 47 días para dar fin a nuestro insomnio.
El autor es Docente Universitario.
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