De acuerdo con la Unidad de Lucha Contra el Cáncer del Ministerio de Salud en el territorio nacional, en los últimos cuatro años hubo un incremento del 20 % del cáncer
“¿Quién me los va a ver, si yo ya no voy a estar? ¿Con quién van a entrar a su graduación? ¿Cómo van a ser mis nietos?” Esas son las preguntas que a diario se hace Tatiana P. (38), una paciente con cáncer de mama, pero que no puede responder porque dice que tiene un futuro incierto por su enfermedad. Lo que más le aterra es que sus pequeños –tres varones de 11, 8 y 5 años– queden desamparados si algo “malo” les ocurre.
Tatiana, como muchas otras mujeres que padecen cáncer en Bolivia, implora que el Gobierno destine políticas públicas y recursos para ayudar a los huérfanos que deja esta enfermedad, sobre todo a los más pequeños, que quedan desamparados. A veces pasan al cuidado de su padre, si los tiene, o con una familia ampliada.
Hace tres meses, Tatiana se enteró de que tenía cáncer de mama. Antes de eso, trabajaba en una empresa de limpieza para mantener a sus tres pequeños, sin embargo, cuando sus colegas se enteraron de su enfermedad, comenzaron a estigmatizarla y alejarse de ella. La magnitud del hecho fue tan grande, que sus empleadores decidieron prescindir de sus servicios.
El golpe fue terrible para la joven, que comenzó a deprimirse por la preocupación de no tener un ingreso fijo para llevar el pan de cada día para sus hijos y solventar su quimioterapia, que se realiza cada 21 días, y que por sesión gasta Bs 800.
“En medicamentos gasto Bs 800 para cada sesión de quimioterapia, pero en los últimos días ha subido entre Bs 12 y 15; ya no sé cómo hacer. Apenas consigo la plata, tengo que lavar ropa ajena, hacer todo para luchar por mis hijos”, dice con lágrimas.
Pero, lo que más le aflige es el futuro incierto de sus pequeños. Dice que, si “algo malo” le sucede por su enfermedad, no sabe con quién dejará a sus hijos porque no tiene familia, por eso suplica a las autoridades que a través de la Ley del Cáncer, recientemente promulgada por el presidente Evo Morales, ayude a los huérfanos que deja la enfermedad. “Tengo miedo por mis hijitos, quiero que los ayuden, si algo me llega a pasar”, suplica.
El cáncer que más vidas cobra es el cervicouterino y ataca cada vez más a mujeres jóvenes, de entre 17 y 25 años, según informó la responsable de la Unidad de Lucha Contra el Cáncer del Ministerio de Salud, Sdenka Maury. Hace unos años, la prevalencia de esta enfermedad estaba entre los 35 y 50 años. Cada día cuatro mujeres en Bolivia pierden la vida a causa del cáncer de cuello uterino.
“Durante muchos años, el cáncer cervicouterino ha estado en un grupo de edad entre 35 años para adelante, pero ahora, según los últimos datos de nuestro registro nacional, hay casos desde los 17 y los 25 años”, afirma.
Si bien el cáncer de cuello uterino es el más mortal para las bolivianas, también están el de mama y vesícula. De acuerdo a Maury en el territorio nacional en los últimos cuatro años hubo un incremento del 20 % del cáncer.
Según datos del Ministerio de Salud, en Bolivia cada año aparecen 11 mil nuevos casos de cáncer, de los cuales 7.500 afectan a las mujeres. De esta cifra entre el 24 % y 25 % corresponden al cáncer de cérvix y un 16 a 17 % están relacionados al cáncer de mama, que hace ya varios años se ha posicionado como la segunda causa de muerte entre las mujeres.
“Mi hijo me ha dicho que si muero se va a suicidar”
Clarisa Quispe (58) tiene cáncer de pulmón y es madre de dos hijos jóvenes. Hace años perdió a su pareja, luego se enteró de su enfermedad de la manera más brusca y delante de uno de sus retoños, quien es el que sufre por la enfermedad de su madre.
Clarisa cuenta que el último de sus hijos, un joven de 18 años, permanece a su lado, desde que enviudó y antes de que le diagnosticaran el cáncer, él estudiaba en la Universidad y trabajaba, pero eso cambió en los últimos meses, porque se dedica a cuidarla, porque ella muchas veces no puede levantarse por los efectos secundarios de la quimioterapia.
“Estaba con mi hijo, y el médico me dijo sin anestesia que tenía cáncer. Mi hijo se deprimió. Antes trabajaba y estudiaba, ahora por cuidarme a mí se ha salido, ha abandonado sus estudios, busca trabajos temporales. Yo sufro por él”, relata.
La paciente señala que pese a que su hijo ya es joven le aflige pensar que lo dejará solo en este mundo, incluso revela que le advirtió que si llegaba a morir a consecuencia del cáncer, el tomaría la decisión de quitarse la vida porque no soportaría estar sin ella.
“¿Por qué me quieres dejar? ¿por qué te quieres morir?, me pregunta mi hijo. A veces dice, ‘si te vas, yo me voy a suicidar’ y eso me da harta pena. Él no tiene ni amigos por cuidarme a mí, lloro harto porque no sé qué va a pasar, si muero”, indica.
El caso de Clarisa y Tatiana no son los únicos en el territorio nacional, de acuerdo a la Asociación de Pacientes con Cáncer y Familiares del Hospital de Clínicas, hay varios casos de madres que dejan en la orfandad a sus hijos por el cáncer. La mayoría, menos de 10.
La presidenta de esa organización, Rosario Calle, dice que pedirán al Gobierno que realice un registro de los huérfanos del cáncer y se dé apoyo, seguimiento a sus casos para evitar que el desamparo sea mayor.
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