Muchas veces, informes y recomendaciones de las Naciones Unidas causan sorpresa a los países. Esta vez, expertos del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambios Climáticos, organización dependiente de la ONU, han sugerido que “se coma mejor para salvar al mundo”. De entrada, la recomendación causa hilaridad porque es bien sabido que una buena parte del mundo padece hambre, cuando casi un 60% está en condiciones de extrema pobreza, cuando las exigencias de un mendrugo de pan se hacen sentir en muchas naciones, especialmente del África y de otros continentes que aún están en un Cuarto Mundo y esperan la comprensión de los países ricos y desarrollados para salir de extremos de pauperidad no mediante donativos o ayudas sino de inversiones, de tal forma que les permita producir sus propios alimentos, desarrollar su propia industria, atender todas sus necesidades y actuar con miras a salir del subdesarrollo y la pobreza.
La organización de Naciones Unidas ya señalada (IPCC) efectivamente cree que no hay la debida planificación en la producción y provisión de alimentos, que hay discrecionalidad y falta de justicia social en el uso de alimentos que, en muchos países, son echados a la basura, en el uso de carnes que unos dicen “hay que suprimirla” (y no dicen qué se haría con miles de millones de cabezas de ganado vacuno y de otras especies). Hay problemas que son radicales para la conservación de la actual población humana que, conforme a estadísticas, estaría en los 7,5 a 8 mil millones de habitantes y está previsto que hasta el año 2060 estaría en 10 mil millones, sin saber cuál será su futuro.
Si ante todos los problemas que padece la humanidad, al excesivo aumento del armamentismo y consecuentemente de los conflictos y guerras en el mundo, que causan millones de muertos, que dañan el miedo ambiente, que deforestan la tierra, que envenenan las aguas hasta de los océanos y que no tienen ninguna compasión por el planeta, se pide aplicar medidas para que “coman mejor” (¿cuántos?) y, en cambio, siguen las muertes por hambre e inanición de millones de personas.
Interesante y práctico sería que la organización mencionada, sugiera a la ONU y otros organismos internacionales, métodos y formas de convencer a quienes poseen mucho, que creen las condiciones para que el mundo viva mejor, alcance buenas condiciones de vida, apoye a las mejores formas de atender la salud y la educación que permitan enriquecer la capacidad creativa de los habitantes de la Tierra y que todos, mancomunadamente, encuentren los mejores sistemas para derrotar a la pobreza, al hambre y a las enfermedades.
Es decir, para que, en todo caso y en toda forma, se suprima la fabricación de armas y que el hombre deje de ser el peor enemigo del hombre, tan solo por voluntad y decisión de los que quieren “imponer la paz produciendo más guerra”. Que la ciencia y la tecnología sean transferidas a los países subdesarrollados para que dejen de ser pobres y dependientes y con total dignidad y capacidad propia puedan vencer sus angustias.
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