Para nadie es desconocido en el mundo que el régimen venezolano, encabezado por Nicolás Maduro, maneja el país de Bolívar con manos duras, atenido a que las Fuerzas Armadas lo respaldan incondicionalmente, hasta el extremo de cometer muchos crímenes contra la población que, anhelante de conseguir la restitución de los derechos de libertad, justicia y democracia, sale a las calles en manifestaciones multitudinarias.
Son muchas las denuncias sobre los excesos cometidos por las fuerzas represivas del régimen y son incontables los abusos de las Fuerzas de Seguridad, que son contingentes de militares siempre dispuestos a los peores extremos con tal de mantener libre de cualquier peligro al régimen tiránico que hasta ahora cuenta con cuatro millones de personas que han salido del país en pos de refugio en otras naciones, especialmente Colombia, porque precisan conseguir condiciones dignas para saciar el hambre que sienten y atender las urgencias de salud y educación, especialmente para sus hijos.
La comunidad internacional, especialmente de países de Latinoamérica, ha respondido a las demandas de refugio de una población ansiosa por conseguir estados de libertad y respeto a sus derechos. Innegablemente, todos los auto-exiliados venezolanos se sienten extraños en cualquier tierra y mucho más por no contar con sus viviendas y comodidades de que disponían; pero tienen la urgencia de alcanzar la libertad y librarse de posibles persecuciones hasta terminar en las cárceles y, no sería raro, ser víctimas hasta de perder la vida.
Estadísticas levantadas tanto por entidades nacionales como de la comunidad internacional señalan que hasta ahora serían muchos miles los muertos por efecto de los abusos cometidos por las Fuerzas Armadas denominadas de “Liberación” que pretenden mantener al gobierno mediante la fuerza. Lo más sensible de las acciones represivas es que entre las víctimas se cuenta a centenares de niños que habrían caído en sitios de reclusión y no faltan los fallecidos por efecto de los abusos.
Venezuela cuenta con el apoyo de todas las naciones del mundo -excepción hecha de gobiernos que apoyan al régimen tiránico desde los tiempos de Hugo Chávez Frías -; pero, por más campañas que se haga, por contactos que sostenga el presidente Guaidó y por apoyos que tenga el gobierno instalado hace algunos meses, no hay solución a los graves problemas de todo el país, que se ve forzado a soportar las acciones represivas, el manejo discrecional de la economía y las condiciones de crisis permanente hasta los extremos de hambre de la población, que se ve obligada a auto-exiliarse.
Ningún organismo internacional, conjuntamente instituciones de Derechos Humanos, puede lograr que Maduro deje el gobierno y dé paso a un régimen que maneje honesta y responsablemente a Venezuela. Hasta ahora, hay una especie de resignación interminable ante lo que ocurre en ese país, porque nadie encuentra los medios más precisos y humanos que permitan terminar con la tiranía que ya cobró miles de víctimas.
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