Daniel Colombo
Cuando le pregunté ¿cómo estás? a Juan Martín, director ejecutivo de una empresa, me respondió: Perdido, confundido, inseguro, poco claro, perplejo, desorientado, y desconcertado. Seguramente tú también te has sentido así en alguna ocasión, y esto es cada vez más frecuente entre profesionales, directivos y colaboradores de todo tipo de organizaciones.
Como vivimos en un mundo vertiginoso y en permanente cambio, el desafío de gestionar la incertidumbre se transforma en una carrera permanente, porque ha quedado definitivamente en el pasado la época en que las cosas estaban totalmente estructuradas, había escenarios previsibles y hasta rutinarios.
Así ha surgido otra cultura de la gestión cotidiana: ahora necesitamos aprender a sobrellevar y convivir con la incertidumbre para sobrevivir. El diccionario no ayuda mucho en este caso con sus definiciones, pues este término alude a la carencia de certeza, convicción, certidumbre, confianza o seguridad sobre algo, en especial cuando crea alguna inquietud, cuando despeja alguna perplejidad o una duda. También se refiere a una inseguridad o una indecisión.
CÓMO SORTEAR LA INCERTIDUMBRE
Se trata de un estado interno inherente a la condición humana; y lo que más desconcierta es el sentido errático que pueden tomar las situaciones: puede que sucedan, puede que no. Algunas dependen de nuestro desempeño o están bajo el dominio de la actuación personal; y otras no. Hay situaciones del entorno directo sobre las que puedes tener influencia, y otras que escapan a tu alcance.
En el mundo de los nuevos líderes empresariales, aquellos que tienen las habilidades para gestionar la incertidumbre en el mundo cambiante, son sumamente apreciados y necesitados como el capitán de un barco en medio de una poderosa tormenta. Son quienes suelen demostrar una templanza y una serenidad interna que se manifiesta también en lo externo, que les permite conducir los equipos y guiarlos en la toma de decisiones hacia un puerto que para otros era invisible o inviable.
Desde una perspectiva individual, la incertidumbre se plantea en cada paso hacia lo desconocido: la búsqueda de un nuevo empleo o departamento; una pareja; un proyecto, las metas y la carrera profesional. Todo está bajo la óptica de una posible incertidumbre del resultado. Y como todo se transforma permanentemente, este estado “sin certezas” se extiende a cada paso.
Para que la incertidumbre no te paralice, es necesario enfocarse y trabajar internamente en estas habilidades blandas esenciales para atravesar el proceso con menos angustia y preocupación:
1. OLVÍDATE DE LOS JUICIOS
Las personas tendemos a hacer juicios sobre casi todas las cosas, y la mayoría, en automático y sin contar con elementos de análisis suficientes. La sugerencia es que seas consciente de este proceso interno, lo frenes y lo reemplaces por la re-evaluación de cada instancia desde una perspectiva más flexible para ver qué información nueva aparece.
2. VENCE LOS MIEDOS
Si logras gestionar tus miedos en forma asertiva, aprenderás que no ayuda forzar los procesos, y, menos aún, poner tu energía en fantasear escenarios futuros que suelen ser mucho más tremendistas que la realidad si es que se manifiestan: en la mayoría de los casos son muy distintos y menos duros de lo que imaginaste.
3. REVISA TUS CREENCIAS LIMITANTES
Observa de dónde proviene la tendencia a hacer más grande los problemas de lo que realmente son.
4. MIRA LA REACCIÓN DE OTRAS PERSONAS EN LA MISMA SITUACIÓN
Contempla a tu alrededor de una forma neutral y registra cómo accionan las personas desde el miedo, y cómo cuando tienen confianza en sí mismas y en que son capaces de vivir equilibradamente sin dejarse arrastrar por los momentos de incertidumbre. Hay mucho para aprender.
5. APÓYATE EN INFORMACIÓN CONCRETA
Si convives en entornos sin certeza, la sugerencia es que agotes las instancias para acceder distinto tipo de información sólida para sustentar tus preocupaciones. No te dejes llevar por rumores o chismes. Pregunta, sé curioso, investiga, y consulta con personas experimentadas en procesos parecidos.
6. SUPONER NO AYUDA
Deja de lado las suposiciones y presunciones, ya que lo único que lograrás es agigantar tu preocupación y aumentarás tu ansiedad.
7. EVALÚA QUÉ DEPENDE DIRECTAMENTE DE TI
Si hay algo que está a tu alcance para mejorar la situación, hazlo. Dedícale energía, atención y prioridad para reconquistar tu equilibrio interno, y ayudar también a tu entorno.
8. NO VIVAS SOLO LA INCERTIDUMBRE
Es conveniente activar internamente algún tipo de compensador emocional, por ejemplo, acercarte más a los demás, comparte lo que sientes con personas de confianza y hasta pide un abrazo. La intención no es tapar lo que te ocurre, sino canalizarlo hacia emociones positivas y que te permitan mantener un equilibrio apropiado para poder observar con plena conciencia y facultad para decidir.
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