Buscando la verdad
Un buen amigo -de esos que manda Dios, justo cuando lo necesitas- me envió un video que me hizo reflexionar. Fue un bálsamo en medio de la vorágine de memes, insultos, acusaciones, amenazas, maldiciones y chistes groseros que de forma vertiginosa han aumentado en las redes sociales por diferentes motivos.
El video contaba la historia de “Easy Eddie”, un astuto abogado que a principios del siglo pasado defendía y libraba de la cárcel al principal enemigo de la sociedad estadounidense -Al Capone- por lo que era muy bien pagado, tenía el mejor auto, se daba una vida de lujos, su futuro estaba asegurado, pero no era feliz…
En cierto momento se preguntó si lo único que podía heredar a su hijo, era dinero. Se contestó a sí mismo de que sería mejor dejarle como legado un buen nombre, algo de lo que su hijo se sintiera orgulloso.
Como el ser defensor de un hampón no era el mejor ejemplo, decidió testificar contra Al Capone sabiendo que eso implicaría pagar un alto precio. Lo hizo por el bien mayor -librar a la sociedad de la mafia- bajo la inspiración de heredar un buen ejemplo a su hijo. Así fue. Al Capone y sus secuaces fueron apresados. “Easy Eddie” murió acribillado.
La historia continúa con un episodio de la Segunda Guerra Mundial, cuando un joven militar estadounidense -estando solo- sale con su avión a enfrentar a 9 bombarderos japoneses que amenazaban a un acorazado americano; con gran coraje descarga su artillería y derriba 2 aviones, se queda sin balas y -desesperado por salvar miles de vidas- embiste su avión contra ellos, derriba a 3 más, y hace que los 4 restantes decidan huir de aquella maniobra suicida. Semejante acto heroico le valió el más alto galardón del Congreso de los EEUU a Butch O´Hare, el hijo de “Easy Eddie”. Fiel al legado recibido, demostró estar dispuesto a dar su vida para salvar a mucha gente, honrando así la memoria de su papá.
¿Qué de nuestro legado? Nos preocupamos por dar a nuestros hijos dinero, autos, propiedades, pero… ¿proyectamos algo de lo que puedan sentirse orgullosos cuando ya no estemos? ¿Qué de un buen ejemplo? ¿Refleja nuestra vida, altruismo o egoísmo? ¿Integridad o corrupción? ¿Benignidad o malicia? ¿Humildad o soberbia? ¿Misericordia o ira? ¿Bondad o maldad? ¿Amor u odio?
Un legado vale más que un gran tesoro, pero demanda un sacrificio de vida...
Bien por quienes se esfuerzan por un mejor futuro para sus hijos. ¡Benditos quienes dejan un legado de amor por Dios pero también por su prójimo, por su sociedad y por su Patria!
El autor es Economista y Pastor.
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