Tierra quemada

La historia de la peor tragedia ecológica que ha conocido Bolivia en toda su historia comenzó cuando el gobierno del presidente Evo Morales decidió anular las concesiones forestales que le habían otorgado a Bolivia el título de mejor país en la conservación de bosques.

PETRÓLEO ORO ZINC El precio del petróleo aumentó en 35 por ciento entre enero y julio. El valor de las exportaciones de gas natural entre enero y julio cayeron en 19 por ciento en valor de 1.774 millones de dólares a 1,489 millones. Mientras tanto, el volumen de las exportaciones de gas natural cayó en 42,44 por ciento en el mismo período. Las exportaciones de otros hidrocarburos cayeron en 20,58 por ciento en volumen y 39,7 por ciento en los primeros 7 meses del año. El valor de las exportaciones de oro aumentó en 28,77 por ciento en los primeros 7 meses del año, comparado con el mismo período del año pasado. El volumen de exportaciones de oro aumentó en 28,74 por ciento en el mismo período. El precio del oro aumentó en 20 por ciento desde principios de año y se espera que seguirá aumentando en respuesta a la expectativa de inestabilidad en los mercados comerciales de Estados Unidos, China y Europa. Las exportaciones bolivianas de zinc cayeron en 12,31 por ciento en valor entre enero y julio de este año comparado con el mismo período del año pasado. Las exportaciones pasaron de 946,5 millones de dólares a 842,8 millones. Esta caída se da a pesar de un aumento de 4,9 por ciento en el volumen exportado en el mismo período. La caída se debe a la caída de más de 30 por ciento en el precio promedio del zinc en el mismo período.

Las Naciones Unidas habían comprobado que el manejo de bosques de Bolivia era el mejor de Sudamérica, porque era verificable al instante. Cada uno de los beneficiados con las concesiones forestales llevaba un control exacto del derribo de los árboles, más o menos uno de madera mara por cada dos hectáreas cada cinco años. Los árboles estaban enumerados para esos efectos.

Entonces llegó el actual Gobierno y anuló todas las concesiones forestales. Las anuló de manera expresa y también de manera efectiva e inmediata.

Los bosques que habían dado a Bolivia el honor de ser el país que tenía el mejor manejo de bosques del planeta fueron sometidos a la explotación descontrolada de “ladrones” furtivos pero autorizados. Sacaban toda la madera que podían.

Habían desaparecido los controles carreteros. Se podía llevar la madera que se deseara por todas las carreteras. Un pequeño sello, otorgado por las nuevas autoridades, servía para el efecto.

De esa manera, aplicando ese método vandálico, el país llegó a la actual situación, en que importa cinco veces más madera que la que exporta, según denuncian los carpinteros, angustiados por la competencia de los muebles chinos.

Ahora, cuando el Gobierno necesita pagar en el campo y en el oriente a los sectores sociales que le apoyan, lo único que le queda es la tierra boscosa. Por lo tanto, ha procedido a entregar bosques con tierras no aptas para la agricultura a campesinos del altiplano.

Lo demás lo hizo el viento. Los bosques han sido incendiados por campesinos traídos de otras regiones, que son observados con asombro e impotencia por los pueblos originarios de la región, acostumbrados a usar el fuego para habilitar tierras, pero con mucho cuidado y en los tiempos exactos.

Los efectos políticos de este error los está pagando el gobierno, según revelan las encuestas que se han hecho, sobre todo las que han sido prohibidas de difundir sus resultados. Ha incendiado el país por razones demagógicas y ahora tiene que pagar la factura.

El país está esperando que esa factura seas muy alta pero sobre todo que los responsables sean llevados a la cárcel, porque ese es el castigo que contemplan las leyes para quienes las han violado.

Se calcula que el bosque seco de la Chiquitania demore unos quince años en reponerse. Ese plazo tendría que usarse para las sentencias a los responsables de esta tragedia.

El Gobierno anuncia que YPFB se asociará con la rusa Aspron para construir una planta de urea en Brasil, con lo que la empresa estatal tendrá en Brasil la urea que le permita competir con la que llegue de Bolivia	Pero la planta que Aspron quiere poner en marcha se ha convertido en hierros oxidados en la selva brasileña, abandonados durante diez años, y no se sabe en qué estado están ni cuánto costarán a esta sociedad.