Dictaduras hacen peligrar la libertad de expresión

Es un hecho que la prensa libre e independiente es víctima propicia de algunos gobiernos que, si bien son “democráticos”, no conciben que la libertad de expresión de los pueblos -y mucho más de los medios de comunicación, como son prensa, radio y televisión- sea parte sustantiva de su vida empresarial, periodística y que refleje los sentimientos de los pueblos. Todo hace ver que la libertad de prensa no coincide en forma alguna con muchos gobiernos que son dictatoriales o ajenos al principio de que la libertad de expresión es derecho de todos, sin distinción alguna.

Lo que ocurre en Cuba, México, Nicaragua, Honduras, Venezuela y en menor grado en otros países de Latinoamérica es muestra clara de que la libertad de prensa es víctima de agresiones constantes, de amenazas y hasta hechos que, en muchos casos, han derivado en asesinatos a periodistas. Y no es que esos hechos sean efecto de políticas practicadas directamente por quienes gobiernan “democráticamente” a sus países, sino que son consecuencia que aprovechan gentes contrarias a los periodistas, gentes que no conciben que haya control, críticas de la prensa, que no entienden el papel fundamental que cumplen los medios en democracia; son bandas organizadas que están en contra de la prensa y no cejarán en su empeño de acallarla.

Esos grupos delictivos que obedecen muchas veces consignas político-partidistas de extrema derecha o izquierda, aprovechan cierta “inclinación” a combatir a la libertad de prensa, que demuestran con sus políticas muchos gobiernos que se expresan contrarios a ella. Ellos creen que la prensa debe servir incondicionalmente a regímenes que, por ser “democráticos”, no pueden ser criticados y menos que se denuncie hechos de corrupción, abusos y extremos que cometen sayones y algunos policías que no saben ni entienden el papel que deben desempeñar y de quienes, por ser partidarios incondicionales de los regímenes, están dispuestos a cometer los peores delitos con tal de contentar a quienes los mantienen en organizaciones de defensa y “mantenimiento del orden”.

Prensa, radio y televisión sufren atentados de toda naturaleza, al extremo de haber muchos muertos entre periodistas y trabajadores de prensa que lo único que hacen es cumplir con sus deberes de informar y orientar a las comunidades de cada país. Son personas que reciben “castigos no programados” por quienes gobiernan, pero dejan que las acciones del “dejar hacer y dejar pasar” cumplan con los objetivos que se han auto-encomendado o, también, directamente hubieran sido instruidos por los que buscan la impunidad y la inmunidad para quienes, desde burocracias inclinadas al mal, reciben órdenes y creen que deben cumplirlas.

Pero, frente a tantos atropellos y atentados que sufren periodistas y medios, quedan las convicciones y seguridad de que nada ni nadie arredrará a quienes tienen la misión de informar y orientar y, nadie, por poder que tenga, podrá acallar a la prensa, que es la voz del pueblo.