Toda movilización social es anárquica por definición. Las personas centran, en general, su lucha en crítica y rechazo a gobiernos -populistas y de derecha- cuyo objetivo es, a guisa de cambio social, imponer un “amo, cacique o caudillo”. El término es usado en sentido político. Ya Jesús de Nazaret denota en sus comportamientos una gran presencia de valores anarquistas. Jean–Jaques Rousseau en su teoría sobre la naturaleza bondadosa del hombre y sobre la organización cooperativista fue un anarquista. Durante la Revolución Francesa, Robespierre fue otro anarquista, pero no fue comprendido, hasta que Pierre Proudhon (1840) lo “reivindicó”, estableciendo que el anarquismo es crítico y libre, contrario al pensamiento y comportamiento de un gobierno fascista.
Wilhelm Weitling (2015) deduce dos movimientos sociales: 1) Los colectivistas amplios y democráticos, cuyo corpus son los principios morales, y ello solo es posible si los “movilizados” defienden los derechos humanos y todos los elementos que tengan que ver con su libertad democrática. 2) Los corporativos fascistas antidemocráticos, que se representan en o a través del Estado totalitario, corporativo, asentado en la persecución y negación de las libertades y derechos públicos e individuales.
En 2006 el gobierno del MAS nos timó con la oferta de una “transformación del país” que nos libere del neoliberalismo depredador y por ello Evo Morales –campeón de las muletillas- fue beneficiado. Se benefició, digo, porque el voto que lo encumbró fue un voto castigo, es decir se eligió al “mal menor”. El “primer gasolinazo” (2008) rechazado por el pueblo boliviano “asustó” al gobierno, que “mutó” (en neoliberal), conformando movimientos corporativos fascistas antidemocráticos que defienden sus intereses individuales. Ahí están cocaleros, gremialistas, cooperativistas, interculturales, el magisterio, la Csutcb, las Bartolinas, etc., cuya característica es lo “voluntariamente obligado”, pero, políticamente, es ingenuo. Evo y Álvaro, entre otros, solo requerían de una sencilla administración; que cumplan las leyes y sus obligaciones; que respeten al soberano. Pero “degeneraron” la dialéctica hegeliana, el optimismo del devenir histórico y desdeñaron a los “desposeídos” (concepto marxista de “lucha de clases”).
Pero, ¿los movimientos sociales son efectivos o no? SÍ, son los movimientos amplios y democráticos con conciencia (educación) de la problemática social que actúan aun a costa de su salud (vida). Luchan contra la autoridad “ilegal”, “ilegítima” y “autoritaria”, que incumple las leyes, la Constitución Política del Estado y desinstitucionaliza al país. Sebastián Faure dice que muchas doctrinas de “derecha populista” no las aceptan. Proudhon aduce que estos movimientos democráticos amplios se basan en su espontaneidad, no se subordinan a “amo; cacique o caudillo” alguno, ahí radica la fuerza de su objetivo político y social anárquico, en su empatía con la sociedad civil (Hegel). Es decir, defienden sus intereses, SÍ, pero transversalizados con los intereses de todos los bolivianos, ahí están, por ejemplo, los médicos que buscan cualificar el inviable Seguro Único de Salud (SUS), los que defienden al medio ambiente; al Tipnis, a la Chiquitania; al PumaKatari, los que bloquearon el 21 de agosto por defender la CPE, ese 51,3% de bolivianos que dijeron no a la re-elección de Evo y Álvaro el 21F16 y que se repetirá el 20 de octubre de este año.
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |