Oscar Espinosa García
III. EL SISTEMA DE EVO
La victoria que tuvo Evo Morales en dos elecciones, la primera con más del 50% y la segunda con el 65%, empoderó al Presidente hasta hacerle creer que es insustituible y a apoderarse de la justicia, el Órgano Electoral, la Contraloría, el Banco Central, las Fuerzas Armadas y la Policía, teniendo ya controlado el Poder Legislativo. Sintió que tenía que ser el líder de un nuevo Estado y de una nueva era para Bolivia, lo que también fue aceptado por la mayoría de los bolivianos, cuando aprobaron la nueva Constitución en un referendo, al que llamó el Gobierno para aprobar dicha Constitución, que creaba el Estado Plurinacional de Bolivia.
Evo Morales ha gobernado al país más como un rey que como un presidente, su gestión de presidente consiste en viajar. Tiene que inaugurar todas las obras públicas que ejecuta su gobierno y las canchas y coliseos que tanto le gusta construir. Esto aparte de ir a jugar fútbol en diferentes lugares del país e incluso del exterior y asistir a eventos que son organizados para agasajarlo. Ha aprovechado su presidencia para viajar por todo el mundo, asistiendo a eventos internacionales, donde en muchos casos no era necesaria su presencia. Para exaltar su personalidad se ha construido un museo y por la intención que tiene de permanecer indefinidamente en el poder, ha hecho construir un palacio.
El destino lo premió con la bonanza que tuvo el país con la subida de los precios del gas y de los minerales en el mercado internacional. Con los cuantiosos recursos que recibió el país, el gobierno se hizo dueño de las empresas capitalizadas (con excepción de las ferroviarias) también de empresas privadas. Creó por su parte empresas públicas ineficientes. El grueso de los recursos de la bonanza se despilfarró en inversión pública improductiva, creando elefantes blancos como el teleférico, la planta de urea de Bulo Bulo, la planta separadora de líquidos del gas natural, el ingenio azucarero de San Buenaventura, el tren de Cochabamba, los aeropuertos, el satélite y otros más. En las carreteras se ha gastado más de 5.000 millones de $US y la última estación de lluvias ha mostrado que seguimos teniendo una precaria red de carreteras.
Todos estos proyectos fueron ejecutados por decisiones que fueron tomadas por el presidente Evo Morales. Para disponer libremente de los recursos, violó la Ley del Banco Central, que prohíbe que éste haga préstamos al Ejecutivo y a las empresas públicas. Dejó de aplicar la Ley SAFCO y de cumplir las normas del Sistema Nacional de Inversiones Públicas y del Sistema Nacional de Adquisición de Bienes y Servicios. Para ejecutar los proyectos, las empresas fueron contratadas sin seguir los procedimientos que señalan estas normas, o sea justificar la ejecución del proyecto, hacer primero una selección de las empresas que estén calificadas para realizar el proyecto, llamar a una licitación y elegir a la empresa que pueda cumplir con los términos de referencia y ofrezca el precio de contrato más económico. Las empresas fueron contratadas arbitrariamente y bajo la modalidad de contrato llave en mano, en el que pueden cobrar lo que quieren. Como resultado, se tiene obras con sobreprecio, otras mal ejecutadas y empresas que se van sin cumplir con sus contratos y no sabemos si se ha usado correctamente los recursos del país.
Con todo esto, se ha desperdiciado el mejor momento que ha tenido Bolivia en toda su historia y se ha preparado el terreno para que se produzca, en el corto plazo, una grave crisis económica y los que es peor, el país tendrá que reconstruir la institucionalidad que se ha perdido en estos últimos 14 años.
El autor es ingeniero civil y docente de la UMSA.
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