El veto del Tribunal Supremo Electoral (TSE) a la difusión de la encuesta sobre las elecciones de octubre próximo elaborada por la UMSA y otra entidad, es una demostración clara e irrecusable de que este organismo desarrolla su actividad conforme a los intereses electorales del oficialismo, como viene ocurriendo. El motivo para esta censura es que la encuesta UMSA revela posiciones menos favorables para el binomio Morales-García Linera, que las similares paralelas en relación con el binomio opositor que le sigue. De ser esa la realidad, una segunda vuelta sería posible.
Dicha actuación del TSE radica en su origen en la Asamblea Legislativa, donde se seleccionó a los postulantes y los dos tercios del MAS eligieron a sus actuales miembros, entre una casi totalidad de aspirantes que eran militantes o allegados del “proceso de cambio”, eligiendo finalmente a los de su mayor confianza. El resto de requiebros sobre el particular se encuentra por demás. Este antecedente hace temer la pureza de los resultados del 20 de octubre venidero.
La prohibición de la consulta efectuada por la UMSA ha sido formulada junto a conminatorias de aplicarle sanciones. Las redes sociales, siempre atentas a los sucesos, han convertido en “viral” su conocimiento. La indicada censura de un modo u otro atenta contra el derecho constitucional de información.
Los partidos de la oposición confrontan otra limitación electoral por el anuncio del TSE en sentido de que el plazo para las alianzas partidistas rumbo a las elecciones subnacionales fenece el próximo 30 de septiembre. Esta nueva “espada de Damocles” no les da tiempo de pactar alianzas por el escaso tiempo, tratándose de gestiones dificultosas y complicadas, además, no les permite conocer qué partidos perderían su personería. Si ese fuera el caso, quedaría descalificada la participación electoral de la alianza acordada. Lo más carente de lógica es que tales acuerdos deben preceder a la convocatoria a las subnacionales. Una convocatoria, racionalmente, debe ser la señal de partida de todo un proceso, punto desde el cual debería correr el resto de las condiciones.
Otro aspecto que crea dudas acerca de la imparcialidad del TSE, es el incremento del padrón electoral del 12% respecto al referéndum de 2016 (última elección). Crea susceptibilidad el crecimiento de los votantes en el exterior, precisamente en Argentina y Brasil, donde el candidato Evo Morales ganó sucesivas elecciones. Resulta extraño y sin explicación hasta el momento que, por ejemplo, en Irán de 20 ciudadanos bolivianos residentes, ese país registre en corto tiempo más de mil inscritos según una fuente y 9.000 según otra. Las inscripciones de votantes en los consulados de Bolivia están permanentemente abiertas. ¿Quién puede hacer algún control de 365 días al año?
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