La ciencia política, dice Gonzalo Chávez, acuña diversos términos para explicar algunas anomalías políticas en la gestión del Estado: el autoritarismo o poder concentrado en una sola persona. La cleptocracia, que equivale a un gobierno dominado por ladrones. La cococracia o gobierno de los inútiles, neófitos y deseducados. Pero la realidad de los hechos supera el avance teórico de las ciencias sociales porque, de repente, continúa Chávez; surgen regímenes que construyen poder mediante el fuego y la destrucción, es decir un gobierno “pirómano”. De hecho, el populismo utiliza juntas estas anomalías.
Los pirómanos locales y políticos neófitos no se percataron que fue irresponsable y delito de lesa humanidad -por las circunstanciales altas temperaturas, sequía y vientos que hoy asolan la Chiquitania-, al incitar mediante leyes la quema de bosques y selvas de la amazonia boliviana -eso es no conocer el país-. Pero le metieron nomás, quemando la flora y la fauna, en complemento con un patrón de desarrollo extractivista e irracional para, dizque, incrementar su frontera agrícola, ¿para los cocaleros, la oligarquía cruceña, afines al MAS?, puede que sí o no, pero el “holocausto” se inicia con la Ley 741 y el DS 3.973 que autoriza la quema de 3,3 millones de hectáreas (2013) a 13 millones para 2025.
En un sainete descarado, Evo Morales, en la ciudad colombiana de Leticia, expresó: “Planeta o muerte”, para mostrarse como defensor de la Madre Tierra, que fue acremente rechazado por indígenas ambientalistas del evento. Alfonso Gumucio D., sorprendido, aduce que Morales es un cínico de peso pesado, comparable con Donald Trump, no solamente por su personalidad mentirosa, sino también por su ideología conservadora. Arturo Revollo, investigador del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social, dice: “retornó a la típica política tradicional, sinvergüenza que ya no teme mentir por quedarse en el poder”, aunque la comunidad internacional ya conoce “al hipócrita y mitómano”.
La ambientalista cruceña Alicia Tejada lo criticó: “por no implementar los mecanismos de protección a la Madre Tierra, y por desmantelar su blindaje legal. Es decir, crea la autoridad de la Madre Tierra y después la mata, al quitarle su apoyo y presupuesto”.
Eulalia Moyubiri, indígena del Tipnis, dice que Evo, durante más de 13 años siempre se “vistió de indígena”, utiliza a los originarios para obtener réditos políticos, es más, connota que los incendios no son accidentes naturales, aquí está la mano -negra- de cocaleros y agroindustriales cruceños, etc., como sea, los incendios muestran a Evo Morales como un presidente insensible. ¿Por qué no declara desastre nacional? ¿Teme perder los comicios del 20 de octubre? Pero si ya los perdió cuando el 51,3% le negó su repostulación.
La quema de 3 millones de hectáreas de bosque, flora y fauna es mínima, pues el autoritarismo, la cleptocracia, la ococracia y la piromanía, corpus de muchos populistas en el poder, han acordado con empresarios, ganaderos, madereros, petróleos y mineros quemar 13 millones hasta 2025. Por ello “distraen” con el tamaño de aviones (norteamericanos, rusos) y helicópteros (chinos), que -dicen- mitigan los incendios. Como de costumbre, culpan al capitalismo (norteamericano) por promover el consumismo y el lucro en desmedro de la Madre Tierra, imposturas que escuchamos por 14 años. Por favor, basta de dislates, Sr. Evo Morales, como boliviano ¡declare desastre nacional!
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).
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