Los estrategas economistas de diversas tiendas partidarias del país han visto en el metaloide litio, contenido en los yacimientos del Salar de Uyuni, la tabla de salvación de la economía nacional y de las preocupaciones del Estado Plurinacional, en caso de que se agote toda posibilidad de encontrar nuevos yacimientos de gas, en la misma forma que en el pasado los hidrocarburos fueron la solución, al haberse agotado los yacimientos de estaño.
En el litio se ha depositado grandes esperanzas y el gobierno ha declarado ese recurso natural como una reserva estratégica y tiene, además, el monopolio de su exploración, explotación e industrialización, aunque esos principios fueron abandonados en alguna medida por políticas neoliberales contemporáneas.
Pero el problema del litio en el país no solo se encuentra en esa encrucijada, sino en factores técnicos, al parecer insuperables, por parte de la empresa estatal, que carecería de condiciones para enfrentar la situación, pese a que recibió millonarias financiaciones de carácter estatal.
En efecto, hasta el presente, después de nueve años de experiencias, Yacimientos de Litio de Bolivia (YLB) ha sido incapaz de encontrar el método de obtención de carbonato de litio grado batería, sistema que otros países, como Chile y Argentina, resolvieron con éxito y les permite ventajas y beneficios considerables, de los que Bolivia está aún lejana.
Según la gerencia de Recursos Evaporíticos, se confirma que desde abril de 2017 no es posible obtener en sus plantas carbonato de litio grado batería y que sólo se llegó al grado 99%, sin que sea posible llegar al 99,7% requerido para producir baterías. Al respecto, si bien YLB realizó en alguna oportunidad una exportación de carbonato de litio, fue solo del grado 90% y no del 97% como hicieron otros exportadores como Chile y Argentina que tiene sistemas tecnológicos capaces de subir el porcentaje de ley de esa materia prima al nivel de batería.
Aparte de esos inmediatos problemas, YLB no dispone de mecanismos adecuados de purificación y, por tanto, no llega a recuperar el porcentaje necesario para satisfacer las necesidades de los mercados local e internacional. Por lo demás, esos aspectos hacen subir los costos de producción y dificultan las exportaciones para la producción de baterías.
La situación de esa empresa estatal se agudiza porque, pese a que el Estado tiene la exclusividad en el negocio del litio, ha firmado acuerdos extractivistas para explotar los salares en Coipasa y Pastos Grandes con dos firmas, una alemana llamada ACI Sistems y otra china de nombre Xinyang Tbea Gran Baucheng, respectivamente.
Otro factor negativo consiste en la caída de la cotización del carbonato de litio de 99.9%, de 12.250 dólares la tonelada a solo 11.000 dólares la tonelada, como se espera hasta fin de año. Esos aspectos hacen que la producción de este recurso natural, como recurso salvador, sería un mito y en especial que su producción podría sustituir, a plazo más corto que largo, los ingresos que produce el gas, de momento en estado comatoso.
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