En defensa de la prensa

La prensa independiente ha sido, en todos los tiempos, “la piedra en el zapato”, para aquellos que asumieron aires autoritarios, no sólo en la región sino en el mundo.

Resultado de ello es la intolerancia que ha intimidado, amenazado y restringido, la labor de quienes se habían propuesto profundizar la línea informativa veraz, objetiva e imparcial, conforme exigía la ética periodística.

Por lo visto, un trato atentatorio a la libertad de prensa, hecho que fue repudiado y condenado enérgicamente. Así se inscribe la política displicente y discriminatoria de los omnipotentes contra los hombres y mujeres que piensan y actúan apegados a la verdad histórica.

Aquéllos jamás respondieron con argumentos valederos e irrebatibles a los cuestionamientos de la prensa independiente. Tampoco permitieron reparos a sus actos ni la investigación de sus excesos que arrojaron heridos, muertos, encarcelados, torturados y desterrados, que conllevan, de por sí, la conculcación de las libertades ciudadanas.

Una situación con estas características, pero matizada con manifestaciones represivas incalificables, se impone hoy en la tierra de Sandino. Tierra que siempre ha sido vapuleada por la adversidad de índole política.

La edición de La Prensa, periódico crítico al régimen nicaragüense, fue reducida a la mínima expresión, de ocho páginas, debido a que no dispone de suficiente papel y otros insumos, para regularizar sus ediciones habituales, por determinaciones ajenas a su voluntad.

“A un año de la retención arbitraria del papel y demás insumos necesarios para imprimir La Prensa, por parte del régimen de Daniel Ortega, el diario de referencia y el más antiguo de Nicaragua sigue circulando en una versión reducida: ocho páginas”, señala la información procedente del exterior (1).

Los regímenes autoritarios utilizan diferentes mecanismos, ciertamente, para acallar a la prensa independiente, que se ha constituido en la vanguardia de los pueblos que bregan por lograr pan, justicia y libertad. “Las ideas no se las mata, se las combate”, apunta el dicho. Pero el autoritarismo, o poder absoluto, es el signo regresivo que sofoca, aplasta y revienta a todos quienes piensan diferente. Ello está debidamente inscrito en las páginas de la historia universal.

La prensa independiente refleja la realidad nacional sin cortapisas. Avizora el futuro, pensando siempre, sobre todo, en los supremos intereses nacionales. Se hace eco del clamor popular, que exige un venidero mejor. Aviva el sentimiento patriótico, en defensa de los recursos naturales. Este accionar jamás ha sido del agrado de quienes creen ser “dueños de un país”.

Aquellos que quisieron cambiar el rumbo de la historia, enarbolando banderas políticas fundadas en teorías de la lucha de clases, en su desatino vulneraron las libertades ciudadanas y silenciaron la voz de los sin voz: la prensa independiente.

En suma: no sólo el pueblo de Sandino sino otros de la región deberán cerrar filas para defender a la prensa independiente.

(1) “Un año de retención de insumos para La Prensa”. EL DIARIO, La Paz - Bolivia, 27 de agosto de 2019.