Dadas las fechas circunstanciales al aniversario cívico de Santa Cruz, se brinda algunas reflexiones sobre los aportes y desafíos para su economía, al igual que para el resto de los departamentos en la perspectiva del crecimiento y del desarrollo.
La economía cruceña en los últimos cincos años, 2014-2018, ha reflejado un crecimiento promedio del 6% anual. En consecuencia, de mantenerse con estas tasas constantes durante un período continuo de 11 años, se podría duplicar el ingreso actual per cápita de USD 3.663/año.
En cuanto al aporte nacional, tres departamentos generan más del 70% del ingreso por orden jerárquico: Santa Cruz, La Paz y Cochabamba. En tal sentido, la contribución de la economía cruceña está cercana al 1/3 de la total de la economía nacional; por tanto, la economía cruceña se encuentra más vinculada al ciclo económico de Bolivia en comparación con el resto de los departamentos.
La segunda mayor economía en el país corresponde al Dpto. de La Paz, con un aporte del 25% por cierto de la producción o ingreso y luego Cochabamba con cerca al 15% respectivamente.
De forma histórica, Tarija se constituye en el departamento con mayor variabilidad o riesgo en épocas de recesiones económicas; de hecho, presenta tasas negativas de contracción económica para el período 2015-2018, entre el -6 y -4% respectivamente, explicado por el rol negativo de los hidrocarburos (-12% al 2018).
De forma seguida, Santa Cruz es el segundo departamento con el mayor riesgo del país durante períodos de recesiones económicas internas y choques externos; la severidad es mayor en la región que a nivel nacional y en comparación con otros departamentos.
Así, por ejemplo, al apreciar las últimas desaceleraciones económicas, en 1999 el crecimiento del PIB real nacional fue cercano al 0%, mientras que para Santa Cruz existió una contracción económica alrededor del -4%; en tanto, con la crisis financiera internacional del 2009, la economía boliviana obtuvo un modesto crecimiento del 3.4%, mientras que la economía cruceña creció al 2.8%.
¿Por qué este fenómeno? Mayor apertura económica significa mayor crecimiento de la actividad económica, pero a la vez mayor vulnerabilidad frente a la presencia de perturbaciones negativas externas.
Un desafío a corregir en la economía cruceña es que no se ha observado cambios estructurales en la participación de sus sectores, cerca del 50% de su producto depende de dos sectores en los últimos 30 años: industria manufacturera y sector agropecuario; por lo cual, existe una lenta transición hacia las fases de desarrollo, mismas que deberían presentarse en las siguientes etapas: 1) reducción de la participación del sector agropecuario (fase inicial), 2) incremento del sector industrial o manufacturero (fase intermedia), 3) consolidación hacia el sector terciario y financiero (fase final).
La meta final rumbo al el mediano plazo (2025), para los diversos departamentos en Bolivia, debe enmarcarse hacía la economía digital, de los servicios y establecimientos financieros, en componente con la innovación y el desarrollo basado en el componente virtual y en el mundo de la toma informada de decisiones en millones de datos (la era del Big Data) y de la inteligencia artificial.
Finalmente, se espera que el aspecto institucional, político y social no se convierta en un factor de riesgo de entorno y contexto para las iniciativas privadas en la economía departamental.
El autor es Profesor de Posgrado en Economía y Finanzas, PhD en Economía.
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