Clepsidra
Ya consumada la derrota de La Haya, donde los bolivianos perdimos un enemigo a quien culpar de todas nuestras desventuras y fracasos, al margen de una ilusoria salida al mar, que ese maluco hermano jamás nos entregaría, y menos con soberanía, pues con ello estaría matando la gallina de los huevos de oro, que le sufraga los gastos de tan alejada zona norteña.
En efecto, la sentencia de la Corte Internacional de Justicia, que juzgó que Chile no tiene obligación de negociar un acceso soberano al océano Pacífico con Bolivia, nos puso en la inmediata y urgente necesidad de explorar diferentes opciones que alivien el enclaustramiento geográfico y mediterráneo que sufrimos desde 1883, como resultado de la invasión chilena. En este contexto, la proyección de Bolivia hacia el océano Atlántico es una salida lógica nacional, además que está establecida en el Memorándum de 1904, que muestra las ventajas políticas, económicas y sociales de vincular el occidente con el oriente boliviano y la integración con el Atlántico.
Curiosamente, los referentes más próximos a nuestra problemática marítima los encontramos casi siempre en el contexto de nuestros tratados de paz, firmados con los países con quienes nos trenzamos en infructuosa guerra. Es el caso del acuerdo con el Paraguay, cuando el entonces presidente, Germán Busch, condicionó a ese país, so pena de emplazar 20.000 hombres armados y a reiniciar la guerra, si Paraguay no reconociera los 48 kilómetros de costa sobre el río Paraguay como territorio boliviano, franja de tierra que hoy se constituye en el Puerto Busch, que es el hito más importante de la mirada al sudeste boliviano.
Ahora bien, la importancia de este puerto consiste en encontrarse directamente junto al río Paraguay, y su tráfico fluvial no depende de tener que cruzar por terceros países, como sucede con Puerto Aguirre o Puerto Quijarro, donde los barcos que zarpan de dichos enclaves deben atravesar territorio brasileño por el Canal Tamengo, para poder llegar al río Paraguay.
Además, sus aguas son navegables durante todo el año y por su carácter soberano, sería administrado íntegramente por bolivianos. De esta manera ya podríamos estar conectados, a través del Atlántico, con los principales mercados del mundo.
Puerto Busch ya opera desde hace algunos meses con capacidad mínima. Cuenta con un muelle, algunas barcazas y una cinta transportadora de minerales; sin embargo, está muy lejos de lo que se necesita para que sea aprovechado en toda su capacidad.
Para que esto suceda, se necesita la construcción de una terminal portuaria pública de envergadura, quizás igual que la del aeropuerto de Chimoré o de la Planta de Urea, de modo que pueda responder al objetivo trazado. También se tiene que mejorar los accesos vía terrestre, de esta forma estaremos prestos a huir del enclaustramiento.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |