Analistas cuestionan la intención del gobierno y del MAS de eternizar la gestión de Evo Morales. Expertos consideran que la perpetuidad en el cargo degenera la democracia en tiranía.
La alternancia en el poder es propia de la democracia, lo contrario al prorroguismo, que busca concentrarlo en una persona y puede generar mayor corrupción. Lamentablemente, los partidos de oposición política no pueden frenar la intención masista de mantener firme la aspiración del continuismo, porque consideran que es la única forma de seguir cultivando el “proceso de cambio” en Bolivia.
“El máximo líder cocalero se cree insustituible, empieza a tener comportamientos unilaterales, pensando que sus seguidores son los iluminados y que solo se tiene que hacer lo que ellos digan”, manifestó un analista. Otro dijo que ante la incapacidad de la oposición, el único que puede frenar el prorroguismo es el pueblo a través del voto en las elecciones del 20 de octubre.
Según académicos, cuando los periodos de gobierno pasan de dos se vuelven opacos, “impiden la fiscalización y el control social”. Situación que consideran como puerta abierta a la corrupción y, en el caso de Bolivia, además se cierra el paso a la movilidad generacional. Esto también es una ventana para periodos de gobierno de 15, 20 o más años. Para impedir un prorroguismo presidencial se debe tener una ciudadanía informada mediante los medios de comunicación, sobre los aspectos negativos que puede traer la eternización, y servirá para la toma de decisiones.
Cuando se concreta la perpetuidad en el poder, se pierde la esencia de la democracia. “Por eso es importante la independencia de poderes en el país, como el Judicial, Legislativo, Ejecutivo y Electoral y evitar que uno solo domine”, aseveró un experto. El prorroguismo presidencial que pretenden los masistas envilece el poder. Los opositores con unidad y acción conjunta deben hacer lo necesario para evitar el continuismo presidencial, tratando de generar corriente de opinión y no ser reactivos ante el poder central.
Depende de la decisión del pueblo la prorroga del mandato del jefe de Estado. Es necesario prevenir los afanes prorroguistas del gobierno, pero se observa que los liderazgos populares en Latinoamérica han logrado permanecer por muchos años. Se ha visto con el caso boliviano que la sociedad responde construyendo referentes políticos.
Lamento decirlo, pero está claro que los que promueven la eternización de Morales “son los grupos salpicados por la corrupción”, como las llamadas Bartolinas, la Confederación Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia y los llamados Interculturales, que son los más cuestionados por los malos manejos del Fondo Indígena. Si bien la oposición intentará evitar en las elecciones la reelección indefinida, el masismo con gran caudal económico y recursos del Estado podría lograr su cometido, así que la esperanza está en los ciudadanos, en el voto consciente el 20 de octubre.
Por su parte, masistas y sus seguidores justifican la continuidad en el poder del presidente Morales. Dicen que “merece seguir gobernando, ya que es necesario consolidar de una vez por todas los programas y proyectos del proceso de cambio”.
Pero con la eternización del poder se degenera la democracia en caos y tiranía, el máximo líder se cree insustituible y se empieza a tener comportamientos unilaterales.
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