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> Los economistas señalan que el modelo económico está agotado, debido al bajo precio de las materias primas
La economía nacional se encamina a un punto de inflexión, debido a las cifras rojas que muestran la macroeconomía, déficit fiscal, disminución de reservas, balanza comercial negativa y un mercado de gas competitivo en la región.
Los economistas en reiteradas oportunidades señalaron que el modelo económico está agotado, debido al bajo precio de las materias primas, aunque en los últimos meses el precio del barril de petróleo registró un leve incremento, mientras los minerales se encuentran volátiles.
Pero a eso hay que sumar la baja demanda del volumen de gas de países vecinos, Argentina y Brasil, que redujeron los ingresos del Gobierno y ahora acude a la deuda externa o interna para financiar sus gastos.
Sin embargo, el viceministro del Tesoro y Crédito Público, Sergio Cusicanqui, en una nota enviada a este medio, señala que “no debe causar sorpresa a la población el aumento del déficit fiscal, toda vez que estos resultados se encontraban previstos en las proyecciones macroeconómicas del Plan Nacional de Desarrollo (PDES) e igualmente está contemplado que de manera gradual esta situación se irá corrigiendo y eta corrección vendrá de la mano de los resultados obtenidos fruto de las inversiones estratégicas que se vienen ejecutando por la conclusión de los proyectos de inversión pública que aportarán al incremento de las ingresos fiscales y a la diversificación de la matriz productiva”.
ALARMAS
Sin embargo, el analista económico Mauricio Ríos García, en una entrevista concedida a la periodista de PanAm Podcast, Vanessa Vallejo, dijo que la economía nacional no está bien desde hace tiempo, y que el crecimiento que muestran las autoridades no es sostenible, debido a que se basa a la demanda interna.
Una alarma que muestra ese panorama es la reunión del Comité de Riesgo Sistémico del Banco Central de Bolivia, que no lo hacía desde 2011, y no modificaba protocolos de efectivo en bóveda, reflexionó.
A eso suma que las reservas internacionales van cayendo alrededor de 100 millones de dólares por mes, y si se toma desde el 2014, la cifra se podría estimar que la caída es de 1.000 millones por años.
Ese panorama adverso provoca pensar que el tipo de cambio fijo, en el mediano plazo, no se podría sostener, y devaluar implicará una inflación. “Estamos en puertas de una devaluación, controles cambiarios”, advirtió.
En este sentido, sostiene que es importante tener certeza de que el crecimiento que registra la economía nacional será sostenible en el tiempo y previsible para mostrar señales positivas al inversor, sin embargo en Bolivia no lo hay.
Señaló que no habría dinero para financiar el déficit fiscal; no hay secreto detrás del modelo, keinisiano puro, y por ello queda la posibilidad de una devaluación para poder financiarse, debido a la falta de recursos por exportación.
A eso añade que la quema de la Chiquitania apunta a estimular la demanda interna, a través del apoyo a la agroindustria, y sostener el nivel de gasto voraz que tiene el Gobierno, debido a que el sector de hidrocarburos bajó sus ingresos.
RENTAS
Mientras el economista José Gabriel Espinoza, en su artículo de opinión publicado en este medio, titulado “no, el secreto del modelo fueron las rentas (y hoy, la deuda)”, señala que si bien las autoridades nacionales muestran los beneficios del modelo que aplican, sin embargo no muestran las cifras negativas que registra la macroeconomía.
“El Ministro Luis Arce se ha pasado el trabajo de resumir, en un artículo titulado: “El secreto del crecimiento económico social boliviano”, la presentación de power point que suele hacer en foros, universidades y conferencias de prensa, en las que nos dice que el motor de la demanda interna, junto con la inversión pública y los bonos, son el secreto del éxito del modelo de crecimiento”, señala.
Lo importante sobre el artículo del Ministro –dijo– es lo que no ha mencionado y que es lo que en realidad preocupa más, no solo porque pone en riesgo los avances sociales que el propio ministro señala, sino también porque lo que obvia el Ministro son cosas de las que él mismo es responsable y que en la actualidad, se constituyen en las principales amenazas para la economía boliviana.
En primer lugar, Arce obvia, de una manera muy evidente, el preocupante déficit fiscal que arrastra Bolivia, hoy el más alto de Sudamérica, y que en total, en los últimos 4 años, sobrepasa los 12 mil millones de dólares. Sólo en el 2018, el hueco fiscal fue de más de 3.200 millones de dólares, el más alto de la historia de Bolivia, y que muy probablemente quede por debajo de los 3.500 millones de dólares presupuestados para el 2019.
Tampoco menciona el déficit comercial, que entre enero del 2015 y marzo del 2019 suma un poco más de 4.476 millones de dólares, es decir, un promedio de mil millones de dólares más de importaciones que exportaciones por año. De nuevo, estas son las cifras (negativas) más altas de la historia, con el agravante de que ya no sólo están relacionadas a la caída de los precios, sino que ahora están explicadas por declives en los volúmenes de las exportaciones.
Tanto es así, que hace unos días Mauricio Medinaceli, uno de los mejores expertos en hidrocarburos del país, calculaba que se necesitaría al menos un precio de 127 dólares por barril de petróleo para compensar la caída en los volúmenes de las exportaciones de gas.
En tercer lugar, olvida decir que desde diciembre de 2014 (cuando teníamos 15.084 millones) hasta el 13 de septiembre de este año, hemos perdido más de 7.244 millones de dólares de las Reservas Internacionales Netas, es decir, una reducción promedio de más de 1.500 millones de dólares anuales. Este enorme ritmo en la caída de las RIN está explicado por el déficit comercial, pero también por los préstamos que le exigen las empresas públicas y el Gobierno Nacional al Banco Central.
En resumen: el secreto del modelo no es otro que las rentas. Si no hay rentas, no queda otra que el endeudamiento, apunta.
Mientras tanto el economistas Germán Molina, en su artículo de opinión, “déficit fiscal: la economía boliviana entre la espada y la pared" señala que continuaría la expansión del gasto público, para atenuar la declinación del crecimiento económico del país afectado por factores externos e internos desfavorables.
ECONOMÍA BOLIVIANA
La economía boliviana ingresó en un círculo perverso durante los últimos catorce años, de ocho años de superávit fiscal (2006-2013) y de seis años de déficit fiscal (2014-2019), que significa estar entre la espada y la pared. Si el gasto público orientado a proyectos de inversión pública no tiene éxito en la generación de ingresos adicionales, para honrar la fe del Estado boliviano con los acreedores externos, ingresaríamos en un círculo peligroso que nuestro país tránsito en el siglo XX de endeudamiento público, reflexionó.
Por ello sugiere precautelar la estabilidad económica y resolver los problemas económicos de Bolivia adecuadamente en el actual contexto del ciclo electoral correlacionado con el ciclo fiscal.
También señala que la administración gubernamental tiene que revisar, analizar y ajustar toda la normativa aprobada que desincentiva la creatividad y emprendimiento de la iniciativa privada.
Los empresarios privados nacionales tienen que ajustar sus costos de producción para evitar que su costo variable medio supere el precio de su producto y no logren colocar sus productos por la competencia de los productos importados.
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