El discurso político de hoy no coincide con la realidad que se impone, en este aciago momento, en el país. No refleja ni remotamente el dolor, la desesperación y la desesperanza, que agobian, como consecuencia de los estragos que produce el fuego en la Chiquitania, en el departamento de Santa Cruz (Bolivia). Se informó que ya son 3.3 millones de hectáreas quemadas por los incendios en esa región (véase EL DIARIO de septiembre 22 del año en curso).
En consecuencia, no es el momento de bailar ni batir palmas. No es el momento de enarbolar banderas ni lucir guirnaldas. No es el momento de propalar frasecitas electorales cuidadosamente “cinceladas” ni de lanzar ofertas demagógicas. No es el momento de la arenga ni de la displicencia. No es el momento de ofrecer el oro y el moro. No es el momento, por cierto.
Pues, óigase bien, es el momento de salvar a la Chiquitania, del fuego. Esa es la tarea prioritaria que debemos encarar, sin escatimar esfuerzos y en unidad nacional, sin cálculo ni proselitismo político, sin regionalismo ni racismo. Chiquitania es de Bolivia y Bolivia es de Chiquitania. No debe distraernos el “carnaval electoral”, porque éste puede esperar, pero la Chiquitania no.
Es el momento de que las autoridades del Poder Ejecutivo, electas democráticamente, y que actualmente buscan la reelección, se dignen, en el marco del clamor popular, a declarar Desastre Nacional, a fin que la cooperación internacional nos permita sofocar el incendio en la Chiquitania. Porque aún persiste el fuego. Requerimos, quiérase o no, abrir las puertas del país, de par en par, a la ayuda y asistencia externa, con ese objeto. Si no lo hacemos la historia nos condenará.
Asimismo creemos que no es el momento para buscar chivos expiatorios. El oportunismo político no debería tener cabida en la hora presente. Tampoco es el momento para actuar con evasivas. Hagamos Patria alrededor de la Chiquitania y asumamos una tregua en nuestros afanes mezquinos.
Los políticos, y particularmente quienes conducen los destinos nacionales, deberían ubicarse en el contexto de la realidad. Por tanto, sentir tal como siente el pueblo boliviano, clamar tal como clama el pueblo boliviano, llorar tal como llora el pueblo boliviano. Es decir identificarse con el pueblo boliviano y no respirar aires de otro mundo. Y no exigir solamente el voto.
Este es el momento de reflexionar seriamente en torno a los supremos intereses de la Patria. Los hombres pasan, pero sus huellas quedan. La historia es inflexible, en todo caso, para comentar despropósitos.
En suma: sigue el fuego en la Chiquitania.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |