Magda Lidia Calvimontes Calvimontes
Las mentiras lanzadas sin ningún pudor por Evo Morales al pueblo de Bolivia, pasarán a la historia como ejemplo del más descarado cinismo.
Los bolivianos y bolivianas el 20 de octubre estaremos en una encrucijada, entre los que apoyan la autocracia del Gobierno actual o de los que defendemos a Bolivia como un Estado de Derecho, porque desde un análisis frío de las encuestas estamos ante ciudadanos que se inclinan a votar por el autócrata mayor de la historia de Bolivia, que con su discurso populista miente al Pueblo, que está gobernando obedeciendo su voluntad. Pero también estamos aquellos que como ciudadanos bolivianos jamás aceptaremos que autócratas, vestidos de cordero, sigan gobernando el país, porque estamos convencidos que todo gobernante debe estar sujeto de manera estricta a la Constitución Política del Estado, y no modificarla a su regalado gusto para mantenerse en el poder.
Para mejor comprensión de lo que señalo, el atributo esencial de lo que vivimos en Bolivia las últimas dos gestiones del gobierno de Evo Morales, es un autocracia disfrazada de democracia, dado que existe la concentración de todos los órganos en uno solo, porque no existe en Bolivia el respeto a la separación de funciones de los órganos; todos, pero todos, están al servicio absoluto del autócrata mayor de la historia de este país, más que ningún otro en la historia de Bolivia.
Podemos decir con absoluta convicción que la autocracia imperante en Bolivia no es percibida como tal por muchos ciudadanos y ciudadanas, porque se ha instaurado por el mecanismo de las elecciones populares, para ello Evo Morales ha iniciado una serie de artimañas legales (Declaración Constitucional N° 003/2013 y SCP 84/2017), manejando a sus títeres: los asambleístas plurinacionales del Órgano Ejecutivo, magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional, el Tribunal Supremo Electoral del Órgano Electoral, para ser reelecto, una y otra vez, siendo a la fecha, en octubre, su cuarta reelección, cuando la Constitución Política del Estado solo permite una sola reelección.
Otras características que los lectores analizarán y se darán cuenta de que estamos ante un Gobierno Autócrata, es la persecución de la disidencia vía su principal brazo ejecutor: el Ministerio Público, que en nombre de lucha contra la corrupción procesan y encarcelan a sus opositores, convirtiendo a muchos de ellos en sus mejores aliados y conversos, rechazando o dictando sobreseimiento de los procesos penales a los conversos y los que no, buscándoles lo mínimo para inhabilitar su participación política.
Otro rasgo tan característico de Evo Morales es que sus llunkus, lame suelas, hacen culto a la personalidad del líder o caudillo, a través de mensajes manipuladores que lo ofrecen como un salvador, un redentor o, en el peor de los casos, como un mal necesario. Sin ir lejos, García Linera (noviembre, 2015) asegura que si Evo se va, “Va a haber llanto y el sol se va a esconder, la luna se va a escapar y todo va a ser tristeza para nosotros, no se olviden”.
De ahí que es nuestro deber como bolivianos y bolivianas consolidar a Bolivia como un Estado de Derecho o continuar creyendo en el autócrata mayor de la historia del país, que durante estos 14 años mintió al Pueblo Boliviano, señalando que gobernaría respetando la voluntad del pueblo, para recordar:
“Si el pueblo dice que Evo se va, yo no tengo ningún problema, soy el más democrático, y desafío democráticamente a resolver las provocaciones de algunos sectores (de la oposición). Evo jamás ha pensado perpetuarse en el poder” (diciembre, 2007).
“Soy esclavo del pueblo. Habrá reelección si la votan”, “Si el pueblo dice que se modifique la Constitución para la reelección se hará, si no, no. Es lo más democrático”. (septiembre, 2015).
Evo Morales: “Si el pueblo dice No al referendo nos iremos callados” (enero, 2016).
“No quiero, pero no puedo decepcionar a mi pueblo”: “Ganó el no. Pero 51% frente a 49%, redondeado. Hemos perdido por 140.000 votos. No es nada (diciembre, 2017)”. Pero no respetó ni lo que él mismo dijo, porque desconoció la voluntad del pueblo soberano que dijo que no se reforme la Constitución Política del Estado, y ahora señala que necesitan “ganar las elecciones, y eso está en sus manos” (en manos del pueblo) (marzo, 2019).
Por esto y mucho más, los bolivianos y bolivianas que crean en la democracia, en el respeto al Estado de Derecho, por ende a la Constitución Política del Estado, tenemos el deber histórico el 20 de octubre de recuperar lo que años de lucha nos costó, “el Estado de Derecho”, por sólo mantenerse en el poder a costa de la voluntad del pueblo soberano que dijo siempre NO a la reelección”. (Oruro, diciembre 2007).
La autora es ex Asambleísta Constituyente.
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