Posiblemente, como en ninguna de las elecciones pasadas, el país vive un ambiente de dudas, desconfianza y desconcierto debido a los últimos acontecimientos que han tenido su corolario con los incendios producidos en la Chiquitanía y que afectaron seriamente al país, conmovieron profundamente no solamente a la comunidad nacional sino que despertaron el apoyo y solidaridad del mundo; si a todo ello se agregan ciertos comportamientos de las autoridades por las diferencias con quienes terciarán en las elecciones del 20 de octubre; con encuestas que no le dan todas las posibilidades a la re-re-reelección del binomio gubernamental del MAS y que tuvieron su corolario en los últimos días por declaraciones sobre “uso del avión Tanquer que habría transportado agua a las zonas de desastre con 116 vuelos, más de 400 vuelos de los aviones de la FAB”, el panorama que se vive resulta muy complejo y preocupante.
Lo grave radica en que todos los hechos han producido incertidumbre por lo que podría ocurrir luego de las elecciones del 20 de octubre, porque la colectividad no sabe qué creer, en quien confiar, cómo tener confianza en uno u otro candidato; qué promesas y propósitos considerar que puedan ser efectivos; qué hará quien resulte vencedor; cómo encararán los diferentes problemas que nos aquejan y qué esperanzas podrán vislumbrarse para el futuro.
Hay incertidumbre en la colectividad para el caso de que el señor Evo Morales logre que su candidatura consiga la mayoría y él se convierta en el Presidente que tendrá el poder por cuarta vez así sea en contra de lo previsto por la Constitución. Hay incertidumbre en la población por los temores que abriga y que han tenido raíces en la colectividad al escuchar y temer que se radicalizarán las acciones negativas porque se cree, a nivel del partido de gobierno MAS, que “habrán reacciones populares” (si pierde las elecciones) y que el gobierno dispondría represiones y extremos que nadie espera; que se cumplirán muchos propósitos y medidas que el gobierno consideraría necesarias.
Hay incertidumbre por la situación económica puesto que el pueblo siente que no es buena, que hay socavamientos peligrosos que hacen temer una crisis muy grande debido a compromisos que se debe cumplir con Brasil y Argentina para venderles gas en cantidades fijadas en los contratos y que no habría la producción necesaria para ello; hay preocupación y angustia porque habría intenciones de vender gas a Paraguay, Perú y Uruguay cuando lo probable es que tengamos que importar este energético para proveer al mercado nacional.
Pero, la preocupación mayor radica en que las dificultades políticas den lugar a que el Presidente adopte las mismas medidas tiránicas de Nicolás Maduro de Venezuela, y asuma posiciones dictatoriales para someter al pueblo; entonces, de tonarse duro el régimen, ¿qué consecuencias tendría?
En fin, el problema se mostraría adverso a la armonía, la concordia y la paz entre todos. Ahora, cuál la situación frente al hecho de que el Lic. Carlos Mesa G. o cualquier otro de la oposición gane las elecciones y le toque ser Presidente Constitucional, ¿Cuál será el comportamiento del MAS? ¿Dejarán gobernar? ¿No será que el Sr. Morales retome su antigua costumbre de bloquear y boicotear en toda forma al gobierno? ¿El nuevo presidente podrá manejar la nave del Estado y aplicar medidas que son absolutamente necesarias? ¿Convendrá en la urgencia de conformar un gobierno de concertación nacional como medio de unidad de los bolivianos? ¿Escogerá colaboradores entre los mejores hombres de cada grupo político sin dar prioridades a imposiciones de los aliados que tiene? ¿Acogerá de buen grado sugerencias, sugestiones, ideas y otros que coadyuven a su gestión que será muy dura y requerirá de políticas austeras, enérgicas, constructivas y hasta sagaces? ¿Podrá evitar repetir yerros de él mismo y de otros gobernantes que han tenido tropiezos en el pasado? ¿Cómo encarará los problemas de salud, económicos, energéticos, sociales y otros que requieren atención inmediata? ¿Continuará con las buenas obras que haya realizado el actual gobierno o desestimará muchas de ellas por considerar que son faraónicas e inútiles?
¿Reorganizará la Cancillería de modo que todos sus miembros sean profesionales idóneos y con la necesaria experiencia? ¿Dejará que el problema marítimo siga en una especie de “status quo”? ¿Cómo llevará por buenos caminos las relaciones con Chile? ¿Reanudará relaciones diplomáticas porque como estamos no le hacen ningun bien al país? ¿Adoptará acciones enérgicas en contra del narcotráfico y la corrupción que se ha enseñoreado en el país durante catorce años? En fin, quien esté encabezando el gobierno, tendrá duras tareas que cumplir y, sobre todo, sobrecargas y dificultades no siempre fáciles de vencer.
Entretanto, hasta el 20 de octubre, fecha de elecciones, se viven momentos de tensión, dudas, decepciones, frustraciones y desencantos que habrá que superar; se viven momentos de angustia e incertidumbre que habrá que vencer con fe, buena voluntad y seguridad de que lo que haya que ganar se lo hará contando con la ayuda de Dios que siempre veló por el país y, de una u otra manera, se venció porque las esperanzas muchas veces disminuídas, al final vencieron.
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