Participación boliviana en la crisis climática

Científicos y expertos a nivel internacional ven la causa de la crisis climática planetaria en las emanaciones tóxicas del industrialismo y en los incendios vegetales de enormes superficies como recurso de desmonte de los países en desarrollo. Ante la desatención de este grave deterioro ha surgido un gran movimiento juvenil a la cabeza de una adolescente activista sueca, Greta Thunberg, quien ocupó la tribuna de Naciones Unidas en la Cumbre de Acción Climática y con vigor y enfado acusó a los jefes de Estado de no haber hecho lo necesario para revertir la crisis climática, advirtiendo que los jóvenes van a iniciar el cambio “les guste o no”.

Predijo también una “extinción masiva si las cosas no cambian” y que de ser así los jóvenes no lo perdonarán, refiriéndose a los gobernantes. Por su parte el Secretario General de NNUU, Antonio Guterres, dijo “nos estamos quedando sin tiempo, pero no es demasiado tarde”. Invitó a la acción contra la devastación superando los discursos y las negociaciones. El movimiento pro recuperación del clima ha tenido resonancia internacional con protestas masivas a nivel global -sobre todo juveniles- y los estudiantes de nuestro país no fueron la excepción en distintas capitales.

En la ocasión el presidente Evo Morales aseguró que su Gobierno había encarado la situación de manera inmediata y efectiva para controlar el fuego. Distintas voces lo desmintieron, recordándole la cuota parte que le corresponde en el ecocidio y biocidio sin precedentes por su magnitud en el Oriente del país, contradiciendo en los hechos su pregonada defensa de la madre tierra (Pachamama). Ahora el Parlamento paraguayo reclama porque los intensos incendios en Bolivia son la causa de su prolongación al Chaco del vecino país. Enrostran al presidente Morales la dictación de un decreto (DS 3.973) de fomento al desmonte de tierras con fuego y que asuma su responsabilidad.

En consecuencia los parlamentarios exigen a su Gobierno tramitar una indemnización a su par boliviano por las cuantiosas pérdidas vegetales y amínales de la región. Lo anterior demuestra la gravedad de la crisis incendiaria en nuestro territorio con resonancias internacionales que, seguramente, no habrían tenido lugar si el Gobierno declaraba oportunamente desastre nacional ante la voracidad incontrolable de las llamas, las que aún continúan, aunque atenuadas por las recientes lluvias. Hay una total falta de realismo de lo que por nosotros mismos podemos y de lo que supera nuestras capacidades. La soberbia y un ciego afán político han ido contra la realidad y sus efectos.