Atentados contra el turismo

En cualquier parte del mundo, el turismo es parte sustantiva de la economía porque implica dar pasos efectivos para captar divisas y es, además, el mejor factor publicitario para atraer inversiones y para conquistar a posibles empresarios que lleguen a hacer negocios importantes; es, finalmente, con cada uno de los turistas, un factor atractivo para que otros piensen y decidan venir al país no solamente para conocer sus bellezas naturales, compartir la vida con el pueblo, degustar la variedad de comidas, admirar su folklore y, en muchos casos, participar en actividades folklóricas y tomar contactos que, dados a conocer en sus países de origen, despiertan la curiosidad de personas que puedan programar vacaciones tomando en cuenta el país a visitar.

El turismo se ha convertido en fuente importante de empleo, especialmente en los países pobres y subdesarrollados como el nuestro que requiere además y con mucha urgencia, de personas que inviertan, así sea ocasional y circunstancialmente, con miras a adquirir artesanías, ocupar hotelería y visitar sitios atractivos como museos, iglesias, sitios históricos y tradicionales y conocer la organización, funcionamiento y futuro de importantes actividades; en pocos términos, el turismo es medio importante para dar a conocer el país y atraer inversiones.

Lo lamentable que nos ocurre es que al turismo no se le da la importancia que tiene y los pocos turistas que arriban a nuestras ciudades son maltratados, no encuentran las comodidades y facilidades que hallan en otras latitudes; encuentran escollos y condiciones implantadas por burocracias insensibles y maleducadas, los adelantos tecnológicos no siempre están a su disposición y el trato de muchas personas no es lo cordial y educado que debería; en síntesis, lo que se hace por el turismo es negativo y nada recomendable para quienes nos visitan y que al volver a sus países no se entusiasman para provocar visitas.

Recientemente, el caso de turistas llegados al salar de Uyuni es dramático porque han sufrido numerosas dificultades, no encontraron las condiciones hoteleras que buscaban; tuvieron que enfrentar un bloqueo que perjudicó seriamente al pueblo de Uyuni y comunidades aledañas; por supuesto, las mayores víctimas han sido los turistas que inclusive concluyeron con su ración de alimentos y no tenían cómo proveerse porque tiendas y negocios barriales estaban cerrados por “disposición y acuerdo” de los bloqueadores. Esos turistas no encontraron medios de locomoción alguna para trasladarse a otras ciudades o sitios en que puedan encontrar condiciones aptas para vivir. Lo grave de todo es que no hubo la previsión de autoridades para enviar un avión que los pueda trasladar a ciudades más cercanas.

En general, lo ocurrido en Bolivia resulta totalmente negativo para el país porque, pese a sentirse defraudados por las grandes deficiencias, han comprobado que la pobreza extrema y la falta de educación y cultura de muchos pobladores no da motivo o razón para recomendar nuevas visitas. El gobierno tendría que estudiar este grave problema que atenta contra lo que podría ser medio importante en lo económico.