Clemente Silva Ruiz
En la ciudad de El Alto hay personas en condición de calle, lo que aumenta la inseguridad ciudadana, problema que demanda una pronta atención de autoridades a fin de evitar consecuencias negativas.
Los datos son preocupantes, pues una de las Fundaciones que trabaja con este sector, como es “Munasim kullakita”, da cuenta que cerca de 401 personas de diferentes edades y ambos géneros, sobreviven en condición de calle. El 60 % de ellos se dedica a la prostitución clandestina, un 30 % busca insertarse en el comercio informal y un 10 % se involucra en actividades delictivas.
Según datos de la mencionada organización, en esta población de riesgo se inician desde los ocho a doce años en ambos sexos, pero lo preocupante es que este año se incrementó en un 40% la decisión de vivir en la calle, por diversos factores socioeconómicos.
Estos gr upos sociales están afectados por la dependencia ante alcohol, thiner y otras sustancias nocivas, las cuales intercambian entre sus grupos ocasionales, donde entre pares buscan reforzar sus falencias.
El 60 % de adolescentes y hasta menores se dedican a la prostitución callejera, estas personas registran graves índices de desnutrición y diferentes enfermedades propias de las inclemencias del tiempo. También es preocupante que varias de esas personas estén infectadas con VIH-Sida, exponiendo a otras al contagio. Este grupo social no solo evita los controles de salud, sino que una vez que son detectados con la enfermedad no hacen uso de preservativos en las relaciones sexuales y tampoco asumen responsablemente el tratamiento médico, porque prefieren mantenerse bajo el consumo de inhalantes y alcohol.
Por eso las autoridades pertinentes deben atender a este sector desprotegido en condición de calle, ejecutando programas y proyectos sociales que permitan prever estos hechos y encaminar la rehabilitación e inserción social productiva que permitan que esta población pueda desarrollar y ejercer ocupaciones técnicas, y reciban también atención médica y psicológica, a fin de que ya no sea un grupo social de riesgo, que genere inseguridad ciudadana.
De no asumir prontamente acciones de prevención y reinserción social ante estos grupos de riesgo, existe la posibilidad de incrementar la inseguridad ciudadana y que en el futuro se produzca la conformación de pandillas y grupos delictivos en diferentes niveles, tanto en la ciudad de El Alto como en otras ciudades grandes, como La Paz, Cochabamba o Santa Cruz de la Sierra.
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