El futuro es incierto, oscuro e imprevisible, como siempre. Nadie sabe qué nos deparará el venidero ni advierte acerca de los días que vendrán. ¿Serán difíciles o llevaderos, tranquilos o turbulentos?
Nadie sabe la suerte que va a correr nuestro país, después de las elecciones del próximo veinte. Sólo Dios, indudablemente. A estas alturas de la historia nada está dicho. Aún estamos “enguerrillados” o enfrascados en un proceso electoral que no está exento de objeciones ni críticas. Éstas contribuyen a profundizar la suspicacia, la sospecha y el temor a posibles manipulaciones del voto ciudadano, a favor de algún sector.
Dependerá de los resultados electorales el encuentro o desencuentro de la familia boliviana. Nadie debe cantar victoria antes de tiempo. Es decir antes del 20 de octubre de 2019. La competencia electoral está en su punto culminante, los competidores aún están sudando la camiseta. Felizmente no existen lesionados, sino algunas agresiones verbales que “hieren y matan”.
Candidatos jóvenes, maduros y ancianos participan del ajetreo electoral, no paran de agitar sus banderas, no paran de hablar y no paran de prometer, en sus pagos y otros puntos del territorio patrio. El afán es cosechar frutos. Pero, todo está en veremos.
Dependerá de los resultados electorales la conformación de un gobierno sólido, que haya surgido con la aprobación y el respaldo ciudadano. O la conformación de un gobierno débil y “fusible”. Así de simple y sencillo.
En todo caso lo prioritario, en esta histórica circunstancia, debería ser preservar la Democracia, de todo peligro que se presentara en su camino, alentado por intereses mezquinos. Recordemos que nuestros mayores lograron el restablecimiento democrático, derramando grandes dosis de sangre en el ara de la Patria. Quizá las nuevas generaciones ignoran tales hechos.
Que jamás se nos pase por la mente asumir actitudes regresivas con el estilo de las dictaduras militares. La ciudadanía tiene amargos recuerdos de dichos regímenes.
Ni tampoco tenga cabida el despropósito de interrumpir el proceso eleccionario.
“Bolivia ante todo y sobre todo”, se escucha decir. Lo cierto es que la Patria siempre está por encima de todo interés pequeño, de grupo o partidario.
La ciudadanía vive con la esperanza de que, transcurrida la contienda electoral, retorne a los hogares bolivianos la tranquilidad, que tanto se requiere para promover la actividad productiva y creativa.
En suma: nuestro futuro depende de nuestra propia decisión.
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