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Critican al Gobierno por mantener posición de ampliar frontera agrícola

> Mientras autoridades señalan a través de sus boletines de prensa que van avanzando en la seguridad alimentaria, las importaciones de alimentos legal e ilegal van en aumento, y la situación se complica con el aumento de cocales en los yungas paceños, que desplazaron los cultivos de cítricos


Productora en proceso de cosecha de lechuga. Producción de alimentos en Bolivia en duda.

Ante las declaraciones del presidente, Evo Morales, en el programa Esta Casa no es Hotel, sobre la ampliación de la frontera agrícola, quien señaló que evitar este proceso, empujaría al país a importar comida chatarra y alimentos transgénicos, el director de Probioma, Miguel Crespo, negó tal situación debido a que el Gobierno no tiene una política de seguridad y soberanía alimentaria, y las autoridades buscan aumentar los cultivos de soya transgénica.

En el programa señaló que en el campo hay que resolver el tema de la agroindustria, primero no puede faltar alimento, y agregó que sí dicen algunos que no hay que ampliar las áreas de producción, nos están diciendo que vamos a importa comida chatarra, comida transgénica.

El Presidente Morales dijo que se debe producir más alimento y que es un tema que quiere debatir.

“No es cierto nada de lo que dice", así calificó Crespo a las declaraciones del presidente Morales e informó que la superficie cultivada alcanza a 3,5 millones de hectáreas en todo el país. Sin embargo, el 45% de la superficie agrícola son cultivos de oleaginosas e industriales, que se ha incrementado en los últimos 30 años, porque se destina a la exportación en un 80%, en desmedro de la producción de cereales (trigo fundamentalmente) que han disminuido de 45 a 35%, indicó.

Pero también en esa misma línea están los tubérculos (papa, yucas, etc), que han disminuido de 17 a 6%, las hortalizas de 6 a 5% y frutales de 8 a 4%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

“Que nos dicen esos datos?. Que no existe una política destinada a satisfacer la seguridad y soberanía alimentaria, sino a promover las exportaciones de dos cultivos, fundamentalmente derivados de la soya y la caña de azúcar”, sostuvo.

Hace unos meses atrás, el economista José Gabriel Espinoza señaló que la soya se ha convertido en un comodittie, y se cotiza en el mercado internacional, y por ello forma parte de los productos primarios de exportación, y que también la producción de varios cultivos alternativos bajaron.

Es por ello que Crespo sostiene que si hubiera una política destinada a satisfacer las necesidades del mercado interno, con una producción diversificada en base a la gran riqueza que tenemos en recursos genéticos, tendríamos suficientes alimentos para el mercado interno.

Los 3,5 millones de hectáreas pueden dar de comer a más de 35 millones de personas sin necesidad de ampliar la frontera agrícola y hasta con excedentes para la exportación de alimentos sanos y diversificados (sin agroquímicos ni transgénicos), aseguró.

IMPORTACIÓN

“Es más el incremento en la importación de alimentos se ha dado desde el año 2006 con 687 millones de kg por un valor de 248 millones de dólares , llegando hasta el año 2018 a más de 1.000 millones de kg importados por un valor de más de 700 millones", enfatizó.

Opinó que en realidad se produce soya y maíz para la producción de balanceados destinados a la comida chatarra, y las variedades de papa, de las que Bolivia es centro de origen, se han concentrado en casi una, la holandesa para papa frita y se comercializa lista para freír y es destinada a la comida chatarra.

A pesar de ello, el Ministerio de Desarrollo Agrícola y Tierras asegura, mediante sus notas de prensa, que se va asegurando la soberanía alimentaria, y para ello apoya a los sectores campesinos a través de herramientas e insumos para aumentar la producción agrícola, que en los hechos es discurso debido al ingreso alto de frutas y hortalizas de países vecinos.

DEFORESTACIÓN

En ese contexto, la quema de la Chiquitania apunta a ampliar la frontera agrícola, y a la colonización de afines al Gobierno, quienes iniciaron con los chaqueos autorizados por las autoridades, hasta llegar a consumir 3,5 millones de hectáreas, de las cuales una cifra significativa eran bosques.

"La deforestación salvaje que se ha llevado a cabo y que ha generado el desastre ambiental en la Chiquitania", tiende a convertir a estas tierras quemadas en potencialmente área de monocultivos (soya transgénica, caña para el etanol, maíz transgénico, etc), debido a que no son para la agricultura, lamentó.

“Es obvio que no se sembraran cultivos que destinados a una alimentación diversificada y saludable para el mercado interno...es decir se profundizara mucho más el agroextractivismo", sentenció.

Los incendios registrados en la Chiquitania y en otras regiones del país fueron atribuidos a las normativas promulgadas por el Gobierno, entre ellas Ley 741, que permite la quema "controlada", y del DS 3973, que amplía la frontera agrícola en el departamento del Beni, por los activistas defensores del medio ambiente.

 
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