Titularización docente

La Universidad Mayor de San Simón, fundada hace 187 años por el Mariscal Andrés de Santa Cruz, es la institución educativa universitaria más antigua de Cochabamba y considerada la mejor universidad de Bolivia, según el ranking webometrics publicado por el Cybermetrics Lab, un grupo de investigación del Consejo Nacional de Investigación (CSIC) de España. De ahí que el desarrollo y producción de ciencia y conocimiento, constituyen imperativos estructurales del quehacer universitario, junto a la docencia, investigación e interacción que fortalecen e impulsan a trabajar con ahínco y compromiso por asegurar continuamente la calidad académica.

Una de las etapas críticas por la que transitó la UMSS fue el año 2015, a raíz de la resolución 01/2015 de Consejo Universitario, que autorizaba la titularización de los docentes extraordinarios sin examen de competencia y por antigüedad; determinación que generó la suspensión y cierre de la universidad por más de 20 semanas. La cuestionada resolución enfrentó a las autoridades de ese entonces y la FUL que demandaba a los docentes someterse a exámenes de competencia. Finalmente, el 1 de agosto el Consejo Universitario dejaría sin efecto la precitada determinación.

Luego del cambio de autoridades universitarias y ante la imperiosa necesidad de resolver definitivamente la situación del estamento docente, el Consejo Universitario y el Rector de la UMSS, en septiembre de 2017, aprobaron un reglamento para que las facultades den inicio a los procesos de selección, evaluación y admisión para docentes ordinarios o titulares, mediante convocatoria pública a concurso de méritos y examen de competencia para la titularización docente.

Entre sus principales bondades se encuentra la definición de criterios precisos de evaluación que asigna 40% a los méritos y un 60% a los conocimientos; la presencia de jurados compuesto por tres docentes del sistema nacional universitario para garantizar la transparencia y la ecuanimidad de los resultados, la filmación y el anuncio de la nota de calificación a la conclusión del mismo.

Como docente de esta prestigiosa Casa Superior de Estudios, debo afirmar categóricamente que el proceso de titularización docente constituye un imperativo de primer orden para quienes desempeñamos la noble y digna labor de enseñanza, siendo imperativo afrontar el mismo, no solo para ratificar dicha condición, sino principalmente demostrar con solvencia moral, ética y profesional a la comunidad universitaria y la sociedad en general, la experticia, valía e idoneidad probada, para ostentar la condición de catedrático universitario.

Luego de transitar por las aulas universitarias como estudiante, auxiliar de docencia y hoy docente titular, devienen recuerdos memorables de aspiraciones legítimas de alcanzar algún día, la condición de Docente Titular y que, al presente, gracias a la firme determinación de las actuales autoridades universitarias es una realidad.

Atrás quedaron las practicas insanas de grupos de poder que desde el registro y discurso corporativista asociado –docentes y estudiantes- solían manejar tiempos y escenarios propicios para sus intereses políticos, ante la zozobra latente de llevar adelante titularizaciones condicionadas y diseñadas a imagen y semejanza de sus réditos sectarios, sometiendo y negando perniciosamente el legítimo derecho a resolver esta gran “deuda histórica” de la institución para con los docentes extraordinarios.

Los procesos de titularización docente ratifican plenamente la presencia de catedráticos probos e íntegros que -estamos seguros-, ejercerán este “ministerio de enseñar” con un alto compromiso de continua superación, actualización y perfeccionamiento profesional, asegurando con ello, la calidad y mejoramiento académico, en términos de producción intelectual y de evaluación continua y periódica.

El autor es MGR. Docente e investigador.