Oscar Espinosa García
El presidente Evo Morales es candidato en las próximas elecciones para ejercer su cuarto mandato como presidente de Bolivia, ejerciendo el derecho humano que tiene de ser candidato para ser reelegido indefinidamente. Según las encuestas independientes, la intención de voto para su candidatura está entre el 30 y 33%, con 6 % por encima de Carlos Mesa, el siguiente candidato en la preferencia electoral. Según estas encuestas, perdería en la segunda vuelta de las elecciones. En los últimos tiempos, tres sucesos se han presentado que podrían hacer bajar su preferencia electoral, el gran incendio en la Chiquitania, del cual se culpa a su Gobierno por haber sido el causante y no haber sido capaz de controlarlo, de las revelaciones que se han producido en Brasil en sentido de estar involucrado el presidente en operaciones ilegales con la empresa OAS, y el cabildo que se ha producido en la Ciudad de Santa Cruz de la Sierra, con la asistencia de más de un millón de personas, que se ha mostrado completamente contrario a su candidatura.
Con estos sucesos, si se tratara de un viejo político boliviano, éste ya hubiera renunciado a su candidatura. Incluso, con el referendo del 21 de febrero de 2016, debería haber aceptado la voluntad popular y retirarse de la contienda electoral, para volver cuando los tiempos sean más propicios. Eso es lo que hizo el expresidente Hugo Banzer -después de haber tenido una bonanza, ejercido autoritariamente el gobierno, haber despilfarrado los recursos públicos, creado elefantes blancos, haber endeudado al país y preparado el terreno para la crisis económica que se produjo años después-, volvió a la política, ganó dos elecciones y fue presidente constitucional, derrocado únicamente por el cáncer.
No sé cómo podría suceder un cuarto mandato del presidente Evo Morales, pero usando mi imaginación propongo un ejercicio de cómo sería su cuarto mandato. Comenzando con el aspecto político, creo que enfrentará una grave crisis de gobernabilidad. Es muy probable que ya no tenga los dos tercios de representantes en las Asambleas de Senadores y Diputados y con ello ya no podrá imponer sus políticas, como lo ha venido haciendo en sus últimos dos periodos. Tendrá que gobernar con un parlamento fiscalizador y contrario a sus intereses. Tendrá en contra por lo menos a tres departamentos: Santa Cruz, Potosí y Tarija y a todas las ciudades capitales del país. No podrá presentarse en actos públicos, aparte de los que organiza su Gobierno especialmente para él.
En el aspecto económico, se mantendrá el déficit fiscal por los cinco años del mandato. Los ingresos seguirán bajando como consecuencia de la caída de la producción y venta del gas. El subsidio al diésel y la gasolina seguirá erosionando el erario fiscal. Los elefantes blancos y las empresas públicas no producirán nuevos ingresos, más bien necesitarán de recursos públicos para funcionar. El presidente seguirá con los enormes gastos que significan sus viajes en su avión y helicóptero personales. Se mantendrán los excesivos gastos de la administración central, que ha sido sobredimensionada en la gestión de gobierno del presidente.
Según declaró el Gobierno Municipal de La Paz, el servicio de buses PumaKatari está subvencionado, los ingresos que tiene por venta de pasajes apenas cubre el 40% de sus gastos de operación. No se sabe cuánta subvención recibe Mi Teleférico para funcionar, ésta presumo que es cuantiosa, por lo bajo del pasaje y la poca demanda de pasajeros que cubre. Unas cuatro o cinco líneas tienen afluencia de pasajeros en ciertas horas, pero las demás se las ve circular con cabinas vacías o muy pocos pasajeros.
Otra fuente del déficit fiscal es la Empresa Minera Huanuni que opera con 3.000 trabajadores, cuando podría hacerlo con 800. Los salarios que reciben estos trabajadores son de más de 1.000 $US. Cuántas otras empresas públicas estarán en similar situación, aunque no de la misma magnitud. Tenemos que preguntarnos si la Planta de Urea de Bulo Bulo o el Ingenio Azucarero de San Buenaventura cubren siquiera sus costos de producción y transporte.
El Gobierno ha emprendido un ambicioso plan de inversiones en carreteras, financiado durante varios años con recursos internos. Ahora que ya no dispone de estos recursos, tiene que recurrir al endeudamiento, para continuar con los proyectos que se encuentran en progreso.
El presidente Evo Morales sigue con su afán de crear elefantes blancos. Este es el caso de la construcción de la planta de polipropileno que ha emprendido y que costará más de 2.000 millones de $US. No se ha dado cuenta que se ha terminado la bonanza y también que se está terminando el gas.
Otros temas de la problemática económica son el déficit comercial y la disminución de las reservas en moneda extranjera, que no se toca en este artículo. Dentro del tema del déficit fiscal, podemos decir que a nivel personal, de empresa o de país, si gastas más de lo que ganas y además te prestas o recurres a tus reservas para cubrir tus gastos, esto te conduce a la ruina. Un cuarto mandato del presidente Evo Morales conducirá inevitablemente a la ruina de Bolivia.
El autor es ingeniero civil y docente de la UMSA.
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