Todos los alimentos de origen agrícola para la alimentación de la población, suben de precio de forma escandalosa y se vislumbra peores situaciones en el curso de los próximos meses. Frente a esa realidad, los engranajes del Estado Plurinacional, encabezados por el presidente Evo Morales Ayma, no tienen ni la mínima intención de enfrentar el problema que, sin lugar a duda, el año próximo será de extraordinaria gravedad.
En esferas del gobierno no se observa algún plan para resolver el problema de la inseguridad alimentaria que caracteriza al país desde hace más de una década. El gobierno confía a ciegas en llenar la canasta familiar con dos recetas que tiene a la mano. La primera es la disponibilidad de divisas para importar alimentos, divisas de origen en saqueo del gas y otras materias primas, y en el contrabando que ha hecho posible, en últimos años, que el pueblo boliviano tenga para comer.
Primero se denunció la escasez de trigo, maíz, leguminosas y otros artículos de primera necesidad, pero el gobierno se limitó a encarar ese problema con importaciones al por mayor. Enseguida, se destacó que el país estaba consumiendo toda clase de frutas de origen importado y de contrabando y el gobierno hizo la vista gorda, ni dictó medidas para resolver esa lacerante situación, pese al agravante de que los cultivos de alimentos fueron sustituidos por cultivos de coca.
Hace meses se denunció que el país estaba dejando de producir papa, oca, hualusa, y estaba importando chuño y tunta de países vecinos, gastando, además, grandes cantidades de divisas para su importación. La denuncia de prensa también cayó en saco roto y el Gobierno mostró soberana indiferencia ante el problema. En forma paralela, se remarcó que en breve el Estado no tendrá dólares para importar alimentos y que era inminente una crisis como la de Venezuela.
Ese panorama alarmante mostró ahora otro aspecto de gravedad extraordinaria. En efecto, la producción de papa en el país ha caído casi a cero y países vecinos dejan de exportarla a Bolivia. Por esos aspectos, el contrabando de alimentos se ha reducido, dejando a los mercados de consumo sin los productos que requieren. Esa dramática realidad ha determinado que los precios se disparen, causando malestar de las amas de casa. Efectivamente, el precio de la arroba de papa subió en últimos meses más del 60 por ciento a sea de 40 a 70 bolivianos, mientras hace dos años ese precio era de solo 30 bolivianos. La libra de papa también subió en igual forma y arrastró los precios de verduras, etc., igual que en restaurantes y otros sitios de venta de comida, mientras las autoridades aseguran que “no hay inflación” y está garantizada la “seguridad alimentaria”.
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