Álvaro Numbela Tejada
En Bolivia se han realizado cabildos de gran significación en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz. Todos bajo la honestidad de ser voluntarios y libres, en el manejo de la Constitución o el Estatuto -creador- que da origen a la legitimidad.
CONSECUENCIAS
A continuación señalo las consecuencias a que da lugar, la separación del Poder de Estado, de los hombres que están encargados de ejercerlo. Realidad que nos induce a ver que los gobernantes trabajan dentro de un cuadro establecido en la ley. Esta evidencia da lugar a la noción de LEGITIMIDAD.
Si ella –la legitimidad- es una relación de autoridad con referencia a la ley, apreciemos por qué el señor Donald Trump no habla más del muro fronterizo con México. Un Juez ordenó el bloqueo de 2.500 millones de dólares por el uso inapropiado del dinero federal, según un fallo divulgado por la prensa de Washington. También apreciemos la actuación estelar de la Corte Suprema de Inglaterra, donde el primer ministro Boris Johnson es destemplado en cada paso que quiere dar, con referencia al Brexit. Amable lector, observe cómo de lindo resulta la marcha de un Estado funcional y moderno. El Estado es una enorme máquina donde las apariencias juegan, pero la magia política ejerce su imperio. Es delante del Trono - el Estado-, que el pueblo se inclina, así sea disimulando la silla presidencial vacía de todo contenido.
LEGITIMIDAD DE LOS GOBERNANTES
La institución del Estado centraliza la autoridad y delega su ejercicio conforme a su Estatuto. Lo que quiere decir, que no se puede tener gobernantes legítimos sin que ellos sean designados según el modo previsto por la Constitución. Los Cabildos de 10 de octubre de 2019 con criterio INCONTESTABLE resuelven votar por candidatos que respetan la Constitución Política del Estado. Consecuentemente, no hay aquello que dice vanamente “La confrontación se evita respetando el voto en comicios” o todavía, “la democracia significa obedecer el resultado de las elecciones”.
Es hora de comprender que las elecciones se hacen conforme a la Constitución. Hay un Estatuto constitucional que implica la obligación de observar límites en la función. En alternativa contraria, los jueces pueden acusar de responsabilidad aplicando la ley.
Consiguientemente, no se puede continuar en el Poder de Estado por un poderío demostrado o por voluntad propia. La continuidad en el Poder no existe, ¡simple y llanamente! Dado que el Estado hace posible el cambio de gobernantes con una organización paralela y legítima, de un modo regular con la trasmisión de competencias.
Es la Constitución, no los detentadores de la autoridad, que confiere los poderes intactos a los que vienen para aumentar, corregir o reducir el progreso. Así el Estado tiene una amplia base social, base sin la cual los gobernantes siempre estarían a la deriva de fantasías de dirigente efímeras.
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