Clepsidra
Sin mucha faramalla, pero con una contundencia mil veces mayor a cualquier tipo de encuesta, cuya fuente está generalmente basada en la opinión de unos cientos o pocos miles de consultados, la población boliviana ha decidido acudir a la antigua fórmula española del cabildo, para expresar nítida e incuestionadamente su posición frente a los próximos comicios presidenciales.
Las apoteósicas concentraciones realizadas en las tres ciudades del eje central Santa Cruz, La Paz y Cochabamba fueron los indicadores más idóneos y suficientes, para contar con esa información demoscópica que nos ofrece los datos más próximos a la realidad, y que los bolivianos obtendremos en los resultados de las elecciones de este próximo domingo. La gran mayoría, sino el total de esa concurrencia cabildera, es de personas que emitirán su voto y, por lo tanto, un 98% de ellas lo hará en contra de la fórmula oficialista, inclinando así la balanza hacia la victoria de la legalidad.
Quien dude de la participación millonaria en el cabildo cruceño convendrá con nosotros que, sumándole los asistentes a los cabildos de La Paz, Cochabamba y, muy pronto los de Potosí, Oruro y Tarija, estaremos muy cerca de los 3 millones y medio de seguros votantes que lo harán en ese sentido, lo que significa, más del 50% del padrón electoral.
Las tres últimas encuestas publicadas en el país dieron un resultado de menos de 10 puntos a favor de Evo Morales respecto del segundo en la contienda, Carlos Mesa, lo que podría indicar que habrá una segunda ronda electoral en el país entre ambos candidatos. En todos los casos, existe entre un 20 y 30% de indecisos o personas que no dicen por quién votarán, pero al influjo de las concentraciones señaladas, fácilmente harán variar el resultado final en las urnas.
Ahora bien, una gran parte de esa masa de cabilderos es políticamente amorfa y no abraza necesariamente un partido o una doctrina política. El clamor de ellos, varias veces expresado y nunca atendido, es la unión de los candidatos opositores que, según las encuestas, tienen más chance de fortalecer un frente que eche por tierra las aspiraciones del binomio oficialista ilegal y quedadizo que, de ganar en la primera vuelta la contienda y, aún peor, volver a tener dos tercios de un congreso obsecuente y servil, se convertiría en una dictadura de facto.
Sin embargo, ante ese temor, quienes deberían unirse son los cabilderos, en torno a una sola idea-fuerza que signifique “votar por el mejor clasificado” en los sondeos de opinión y convertirlo en el ariete de sus justas demandas.
A pocas horas de la justa electoral, de nada servirá enarbolar siglas o postulados filosófico-doctrinarios, cuando el lobo está mostrando las fauces en la puerta. En estos momentos la actitud de una sociedad que quiere librarse de la iniquidad y el desastre debe emular a los valientes potosinos que obligaron a los candidatos ilegales a emprender la fuga en una motocicleta, de su acto de proclamación, al considerar su presencia, como una falta de respeto al paro cívico que ya llevaba una semana. Dicha actitud bien vale un Potosí.
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